Comunità di S.Egidio


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11/04/2004
MADRID
"La paz es el nombre de Dios":
Las religiones recuerdan Juntas a las v�ctimas e invocan la PAZ


Llamamento de paz

La Paz es el nombre de Dios


Comunità di S.Egidio

En Atocha, en el coraz�n de Madrid, castigado hace un mes por la violencia ciega del terrorismo, nos hemos reunido hombres y mujeres de diferentes culturas y religiones, para recordar a todas las v�ctimas, mirar al futuro con esperanza e interrogarnos sobre nuestra responsabilidad ante la paz.

Hemos escuchado la voz de quienes han sido duramente golpeados por la violencia, hemos escuchado la voz de los creyentes, hemos escuchado el profundo deseo de paz que late en el coraz�n de todos los hombres y mujeres.

La Paz es el nombre de Dios. Dios habla de paz. Sentimos la necesidad de mejorarnos a nosotros mismos, de realizar en nosotros la paz. Para los creyentes la paz no es s�lo un compromiso en el mundo, sino tambi�n un don que hay que buscar en el coraz�n. La paz se encuentra en lo m�s profundo de cada religi�n. La paz es el nombre de Dios. Hoy, hemos escuchado no s�lo nuestro dolor, sino tambi�n el dolor del otro. Por esto, con fuerza y compromiso, elegimos de nuevo el dif�cil camino del di�logo en un mundo que parece preferir el enfrentamiento.

El di�logo conduce a la paz. Es un arte que acaba con el pesimismo miope de quien dice que no es posible vivir junto al otro y que las heridas y los da�os sufridos son una condena al odio para siempre. El di�logo es el �nico camino que puede salvar al mundo de la guerra y la violencia.

El di�logo es un arte que las religiones, las culturas, y todos nosotros debemos cultivar. El di�logo no es la elecci�n de los miedosos, de los que tienen miedo a combatir. No debilita la identidad de nadie. El di�logo empuja a cada hombre y a cada mujer a ver lo mejor del otro y a radicarse en lo mejor de uno mismo. El di�logo es una medicina que cura las heridas y que abre al �nico destino posible para los pueblos y las religiones: vivir juntos en este planeta que hay que defender y ofrecer a las generaciones futuras m�s pac�fico de lo que es hoy.

A quien cree que el enfrentamiento entre civilizaciones es inevitable decimos: liberaos de este pesimismo opresivo, que crea un mundo de muros y enemigos donde es imposible vivir seguros y en paz. Con el tiempo, el arte del di�logo vac�a hasta las razones del terror y destierra la injusticia que crea resentimiento y violencia.

A quien cree que el nombre de Dios puede ser utilizado para odiar y hacer la guerra, para humillar y eliminar la vida del otro, decimos: el nombre de Dios es paz. Las religiones no justifican nunca el odio y la violencia. El fundamentalismo es la enfermedad infantil de todas las religiones y de todas las culturas, porque nos hace prisioneros de una cultura del enemigo, nos separa de los dem�s y aprecia la violencia m�s que la paz. Al que todav�a asesina, siembra el terrorismo y hace la guerra en nombre de Dios repetimos: "�Parad! �No mat�is! �La violencia es una derrota para todos! Hablemos juntos y Dios nos iluminar�".

Desde Atocha dirigimos a Dios una oraci�n profunda y concorde por la paz. Que Dios conceda a cada hombre y a cada mujer, la paciencia clarividente y realista del di�logo. Dios es m�s fuerte que quien quiere la guerra, quien cultiva el odio, y quien vive de la violencia.

Que Dios conceda finalmente a toda la tierra el don maravilloso de la paz.

Madrid, 11 de abril de 2004