Fiesta bajo los árboles en Catiò, en Guinea Bissau, por los cinco años de las adopciones a distancia
8 de marzo de 2010
La propuesta de hacer una fiesta por los 5 años de las adopciones a distancia contó con la aprobación alegre de todos, en la escuela São Bento de Catiò, una pequeña ciudad en el sur de Guinea Bissau.
Los más entusiastas eran, lógicamente, los niños –unos cincuenta– adoptados a distancia, para los que estos cinco años han podido ir regularmente a la escuela y para los que la atención médica ha dejado de ser imposible.
También han sido años de un futuro que da menos miedo, porque no están solos. En este pequeño país poblado por menos de un millón y medio de personas, que hace tiempo que atraviesa una difícil situación, entre guerra civil, golpes de Estado, pobreza y violencia difusa, el futuro es realmente incierto. Pero esta fiesta quería decir que se puede vencer la incertidumbre si se cuenta con el apoyo de una familia. Esta familia a veces está geográficamente lejos, pero está cerca en la fidelidad de un lazo que, con los años, cambia el curso de una vida.
Las fotos y las historias de los niños ayudan a recordar “cómo éramos”: pero no hay nostalgia. Al contrario, hay una emoción llena de esperanza, que se comunica a las más de 400 personas que se reunieron espontáneamente atraídas por la música y por los bailes.
La historia de cada niño también es la de un lazo entre África y Europa, entre una familia italiana y un pequeño guineano, que se ha logrado gracias a la adopción a distancia.
Esta ayuda, como explicaron los padres de algunos de los niños, nunca ha faltado, ni siquiera durante los desórdenes y las dificultades que el país ha atravesado sobre todo en estos últimos tiempos.