Ilustres líderes religiosos y queridos amigos,
Gracias por la oportunidad de estar aquí para traeros el testimonio de los Jóvenes por la Paz de la Comunidad de Sant’ Egidio y de una ciudad que ha sido duramente golpeada por el terrorismo.
Las Ramblas, uno de los paseos símbolo de mi ciudad, ha sido duramente sacudida por un río de sangre que ha tocado hombres y mujeres de todas las edades, de 34 países del mundo. El jueves 17 de agosto, todo se paró, se hizo un gran silencio y una gran tristeza se apoderó de la ciudad. Al dolor, a la memoria de las víctimas y a la incomprensión de una acción así de horrenda, llegó la respuesta al día siguiente con un minuto de silencio y con la expresión espontánea de toda una ciudad gritando “No tenemos miedo”.
En pocos días Las Ramblas se llenó de una marea de mensajes escritos en papeles de colores, de velas y de flores, que exprimían un deseo de paz y que recomponían un nuevo mosaico de la diversidad sobre el mosaico que Joan Miró diseñó sobre el pavimento de Las Ramblas para dar la bienvenida a todos aquellos que llegan a la ciudad por mar. La respuesta no ha sido el odio o la venganza, sino palabras de paz, convivencia, recogimiento y oración.
Una semana después, una imponente manifestación por la paz ha recorrido las calles de Barcelona. “No tengo miedo” ha sido la respuesta que ha emanado de la ciudad, manifestando así su voluntad y deseo de que el terrorismo no afecte a la convivencia de cristianos y musulmanes, a la voluntad de vivir juntos en paz. Ha sido particularmente significativa una manifestación de solidaridad de la comunidad musulmana.
Barcelona, y junto a ella todo el mundo, ha sentido de nuevo la fuerza oscura del mal. Los terroristas quieren diseminar la división generando odio y miedo. La historia ha querido que el camino de los Jóvenes por la Paz de Sant’ Egidio se entrecruzara con este atentado terrorista. Más de 500 jóvenes europeos en esos días vivimos nuestro encuentro anual. Todos juntos, unidos, hemos estado allí, hemos medido el sufrimiento de una ciudad apenas tocada por el terrorismo. No nos hemos cerrado en nuestros miedos, ni hemos huido frente al dolor. Más bien, juntos hemos encontrado la fuerza para ser un sujeto de paz en medio de una ciudad llena de incertezas y perplejidad. Hemos dicho en voz bien alta “no a la venganza y al odio” con nuestro manifiesto por la paz, y hemos hecho una ofrenda floral por las víctimas de Las Ramblas, un gesto hecho por jóvenes provenientes de 14 países diferentes.
En esos días no hemos escuchado ninguna respuesta de odio ni venganza. Porque estamos convencidos del camino de paz que hemos tomado: construir puentes de amistad y solidaridad con refugiados y nuevos europeos, abatir los muros del aislamiento de tantos ancianos, sostener la fragilidad de vagabundos y presos, velar para que todos los niños tengan las mismas posibilidades en las escuelas de la paz.
Soñamos construir un mundo de paz y justo para todos. Es legítimo tener sueños. Los sueños de los jóvenes por un mundo en paz son legítimos. Os pedimos de sostener este sueño!
Hoy, aquí en Munster, los Jóvenes por la Paz ofrecemos nuestra amistad como camino de paz. Nuestra respuesta frente al mal ha sido la de estar unidos. Unidos somos más felices y más fuertes para responder con el bien al mal de unos pocos. Si pocos pueden hacer tanto mal, también es cierto que unos pocos pueden hacer mucho bien. Por eso estamos aquí y tomamos nuestra responsabilidad.
Que el camino de la amistad global sirva para vivir juntos en paz y para construir un futuro mejor para todos, donde nadie sea olvidado o apartado.
Gracias.
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