“La historia de Europa como continente está marcada por la herencia recibida por diferentes pueblos que han generado una obvia hibridación cultural. Por ello la diversidad cultural no es sólo consecuencia de la inmigración de nuestros días, sino una característica de la identidad europea": han sido las palabras de monseñor Antonio Maria Veglio, Presidente del Consejo Pontificio para los Migrantes, en el Encuentro Internacional de la Comunidad de Sant’Egidio que tiene lugar en Múnich.
El arzobispo también ha manifestado que si "este periodo puede ser definido como era de la emigración", también hemos asistido al resurgir de una era del nacionalismo que ha provocado “actos de rechazo y marginación sistemática y también violenta hacia las minorías, como han sido las políticas hostiles a las diferencias culturales que, de manera más o menos visibles, han incitado al miedo de la diversidad”. “En todos estos casos - ha continuado monseñor Vegliò - los flujos migratorios se han percibido como una amenaza a las identidades de las poblaciones autóctonas”.
Según el arzobispo, en cambio, "el encuentro de las diversas culturas entre ellas y su conocimiento sereno, recíproco y sin prejuicios, es sobretodo una riqueza, un elemento positivo, independientemente de las dificultades que puede generar la coexistencia de personas de culturas diferentes”. Y por ello "es necesario que los modelos educativos se renueven", hace falta - ha concluido Vegliò - enseñar a respetar y apreciar las diversas culturas, descubriendo los elementos positivos que pueden esconder; ayudar a cambiar el comportamieinto de miedo e indiferencia hacia la diversidad; educar en la acogida, la igualdad, la libertad, la tolerancia, el pluralismo, la cooperación, el respeto, a la corresponsabilidad y a la no discriminición”. |