En el marco de la solemne Sala Regia del Vaticano (donde se pueden contemplar frescos que recuerdan tiempos de violencia religiosa como las masacres de los hugonotes de la noche de san Bartolomé), Francisco recibió el prestigioso Premio Carlomagno. El Papa no es muy amante de los premios. Pero en este caso ha aprovechado la ocasión para hablar a Europa y para "desear todos juntos un impulso nuevo y audaz". ¿Juntos? ¿Con quién? La lista de líderes europeos presentes era larga, más allá de Merkel y Renzi.
En el discurso papal (más largo de lo habitual) había dos puntos claros: juntos y relanzar. La ceremonia ha puesto de manifiesto una "alianza" por Europa más amplia y profunda. La dinámica embajadora alemana Schavan, amiga de la canciller, y el respetado cardenal Kasper han trabajado para lograr un acto sin precedentes: el impulso de Europa por parte del papa argentino (que ha hablado también como europeo). En un tiempo de etno-nacionalismos, Francisco... (Continúa leyendo - en italiano)
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