Arriben a Itàlia els primers corredors humanitaris de 2018. La nova fase del projecte que s'ha convertit en un model d'acollida i integració per a Europa
«Viva Italia»: es el grito que han lanzado esta mañana en el aeropuerto de Fiumicino los niños del grupo de 30 refugiados sirios que han llegado, vía Beirut, con el proyecto ecuménico de los Corredores humanitarios. Sostienen una pancarta donde se lee: «Bienvenidos a Italia». Los ojos de los refugiados están llenos de esperanza y de curiosidad. Sonríen, se abrazan a familiares que ya están integrados en Italia, huyen de lugares de sufrimiento y quieren borrar las imágenes de la guerra. Llegan de Homs, de Damasco y de Alepo.
Vivían en campos de refugiados en el Líbano, en chabolas improvisadas.
Entre ellos hay núcleos familiares con muchos niños, 13 en total: llevan globos y banderas en las manos y algunos necesitan tratamientos urgentes que en el Líbano no podían recibir. Dos de ellos ingresarán inmediatamente en el hospital pediátrico del Niño Jesús.
Se trata del primer grupo del contingente de 1000 previsto por el segundo protocolo que se renovó el pasado 7 de noviembre para el bienio 2018/2019 entre la Comunidad de Sant’Egidio, la Federación de Iglesias Evangélicas de Italia y el Gobierno italiano. Gracias al primer protocolo de 2016 ya han llegado por esta vía segura y legal, «sin terminar en
manos de los traficantes de personas» un millar de personas. El proyecto se ha convertido en un modelo para Europa, hasta el punto de que se ha replicado en Francia y en Bélgica. Justo ayer llegaron 40 sirios más a París provenientes de Beirut. Tras el aterrizaje del vuelo regular de Alitalia, los 30 refugiados fueron recibidos por el viceministro de exteriores, Mario Giro, por el subsecretario de exteriores Vincenzo Amendola, por el presidente de la Comunidad de Sant’Egidio Marco Impagliazzo, por el presidente de la Federación de Iglesias Evangélicas de Italia Luca Maria Negro y por representantes del ministerio del Interior. «Es la buena política que se ocupa de los problemas y del bien común de las personas –ha dicho Impagliazzo– en este caso, de la protección humanitaria y de personas que huyen del frío de las chabolas y de la guerra que, cabe recordar, sigue activa en Siria, no ha terminado: se habla mucho menos pero estas personas viven en campos de refugiados del Líbano en medio de grandes problemas». Hablando de los grupos llegados con anterioridad, Impagliazzo ha destacado que «la integración en la sociedad italiana, y repartida por todo el territorio nacional entre familias, parroquias y asociaciones, ha sido plena, funciona bien, empezando por los niños: van a la escuela, han aprendido la lengua italiana y son los primeros mediadores.
Es una acogida en las comunidades: es el primer paso de la integración. Estas personas hacen que nos sintamos mejor, son la imagen de una Italia hermosa que no
cierra las puertas y da una respuesta. Es un mensaje que
damos también a Europa, para que se abra a las vías legales».
(ANSA).