ROMA - "En el norte de Irak, y especialmente en Mosul, una explosión de violencia extremista está comprometiendo el éxito de un proyecto de integración religiosa y de desarrollo social, basado en la convivencia y la colaboración entre cristianos y musulmanes, que era un modelo para todo el país; y las noticias fragmentarias que llegan de Mosul indican que una vez más los cristianos son las víctimas del terrorismo y de las masacres". Es la alarma que ha lanzado Andrea Riccardi, fundador de la Comunidad de Sant'Egidio, que pide a la comunidad internacional y al gobierno iraquí que "haga lo posible para interrumpir la espiral de violencia que parece perseguir el objetivo de perseguir en dos el país medioriental". Riccardi también lanza un llamamiento en particular a las agencias humanitarias para que "intervengan rápidamente para ayudar a la población que huye –se habla de cientos de miles de personas, mayoritariamente familias con niños– y que se acumula en la frontera con Kurdistán, perseguida por las milicias del denominado estado islámico de Irak y del Levante (ISIS)". Las víctimas de las que se han tenido noticias ya son muchas y algunos edificios sagrados, iglesias y conventos, han sido ya pasto de las llamas.
La Comunidad de Sant'Egidio sigue desde hace tiempo la evolución de la situación en la provincia de Nínive, donde hasta hace pocos días vivían la mitad de los 400 mil cristianos iraquíes. Hace un mes el presidente del Consejo provincial Ahmed Bashar Kitti estuvo en Roma invitado por la Comunidad junto al diputado cristiano Anwar Hadaya para hablar de los proyectos de integración y desarrollo económico elaborados en la región. "Ahora, comenta el profesor Riccardi, todo corre el peligro de comprometerse definitivamente, y si no se interviene rápidamente, asistiremos a otra catástrofe humanitaria". "Estamos cerca –terminó el fundador de la Comunidad de Sant’Egidio– de los cristianos perseguidos y que huyen; en particular, al obispo caldeo de Mosul, Amel Nona, que decidió quedarse cerca de sus fieles perseguidos, y de nuestro amigo, el obispo siroortodoxo Daoud Shalaf. La petición de ayuda no debe caer en el vacío".
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