Los días pasados Andrea Riccardi pronunció dos conferencias en la Universidad Católica Argentina, donde en 2006 recibió el doctorado Honoris Causa de manos del entonces cardenal Bergoglio.
Por invitación del actual rector, monseñor Víctor Fernández, Riccardi habló de la aportación de la Iglesia a la sociedad y del papel de los laicos en la vida pública, en el ámbito de un congreso nacional de profesores universitarios católicos del país.
La visita a Buenos Aires fue también la oportunidad de realizar varios encuentros con la Comunidad de Sant'Egidio argentina y con los pobres de los que es amiga desde hace muchos años.
En primer lugar, los ancianos de la residencia Hogar Marín, que a pesar de estar en un barrio acomodado, San Isidro, vive muchas situaciones de aislamiento y de pobreza.
La conversación con los ancianos, que son el espejo de la sociedad argentina, en la que han confluido históricamente muchas culturas, fue multilingüe: desde el francés de la hermanita Angela, amiga de Pétite Soeur Magdeleine, hasta el italiano culto de la música de origen véneto que toca el órgano, o de la mujer que abandonó su Viareggio para ir a Argentina tras un aventurado viaje que pasó incluso por Eritrea, o el español del padre Luis, que durante muchos años fue párroco de la zona y que ahora vive en la residencia.
El domingo 17 de mayo, en el barrio de Almafuerte, un barrio popular del Gran Buenos Aires, la inmensa franja periférica que rodea la capital y que forma una zona metropolitana de 12 millones de habitantes, se inauguró la Casa de la Paz, para los niños, las familias y los jóvenes de la zona, donde Sant'Egidio está presente desde los años 90.
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Encuentro con la Comunidad de Sant'Egidio de Buenos Aires |
En el barrio de Almafuerte, inauguración de la Casa de la Paz |
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