“Frente a Jesús crucificado resuenan también para nosotros sus palabras: 'Tengo sed', afirmó el papa Francisco en la oración ecuménica de los cristianos, que precedió a la ceremonia conclusiva del encuentro "Sed de paz", organizado por la Comunidad de Sant'Egidio, por la diócesis de Asís y por las Familias franciscanas. En la "sed" de Jesús, –continuó diciendo el Papa– "podemos oír la voz de los que sufren, el grito escondido de los pequeños inocentes a quienes se les niega la luz de este mundo, la súplica de los pobres y de quienes necesitan la paz. Imploran paz las víctimas de las guerras, que contaminan a los pueblos de odio y la Tierra de armas; imploran paz nuestros hermanos y hermanas que viven bajo la amenaza de los bombardeos o se ven obligados a abandonar su casa y a emigrar hacia lo desconocido, despojados de todo".
"También nosotros, discípulos del Crucificado –dijo por último el papa Francisco–, estamos llamados a ser 'árboles de vida', que absorben la contaminación de la indiferencia y devuelven al mundo el oxígeno del amor", porque en la compasión hacia "los que hoy viven como crucificados" crecerá "aún más la armonía y la comunión" entre cristianos.
TEXTO ÍNTEGRO DE LA MEDITACIÓN DEL PAPA FRANCISCO
Frente a Jesús crucificado resuenan también para nosotros sus palabras: "Tengo sed" (Jn 19,28). La sed, más aún que el hambre, es la necesidad extrema del ser humano, pero representa al mismo tiempo su extrema miseria. Contemplemos así el misterio del Dios Altísimo, que por misericordia se hizo mísero entre los hombres.
¿De qué tiene sed el Señor? Sí, de agua, elemento esencial para la vida. Pero sobre todo de amor, elemento no menos esencial para vivir. Tiene sed de darnos... CONTINÚA LEYENDO >> |