Hoy toda Europa recuerda la enorme tragedia de Lampedusa que provocó la muerte de 368 hombres, mujeres y niños, que esperaban encontrar una vida mejor. Cuatro años después, todavía mucha gente continúa muriendo en el mar Mediterráneo y, por desgracia, aún más que entonces. Aunque es cierto que el número total ha disminuido, los porcentajes han aumentado dramáticamente: en 2015, de un millón de personas y 15 mil desembarcos, hubo 3.771 víctimas; en 2016, 362 mil personas y 5.096 víctimas; en 2017, hasta hoy, aproximadamente 130 mil personas han llegado y 2.655 han perdido la vida, una de cada 48 personas salvadas.
La Comunidad de Sant’Egidio, en este día de recuerdo de todas las víctimas de la inmigración, recuerda que existen alternativas a los traficantes de personas. Son los corredores humanitarios, que la Comunidad de Sant'Egidio organiza junto a las iglesias protestantes italianas: hasta el momento han llevado a Italia de manera segura, para quien llega y para quien acoge, a unos 900 refugiados sirios desde Líbano, en un proyecto que favorece de manera evidente la integración. Es un modelo que también Francia ha reproducido.
Pero además de los corredores humanitarios es urgente reintroducir el sistema de patrocinio de asociaciones, empresas, familias, y abrir obras vías legales de entrada por motivos laborales. Por otra parte, teniendo en cuenta también que el número de llegadas nuevas ha disminuido, los últimos datos económicos parecen sugerir estas soluciones. Italia, como Europa en su conjunto, muestra señales de recuperación y también, entre otros motivos por la disminución demográfica que sufre desde hace años, una necesidad cada vez mayor de trabajadores en varios sectores.
Aplicar una reforma en ese sentido ayudaría a salvar muchas vidas humanas y, al mismo tiempo, a hacer crecer la integración.
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