Níger, según el Fondo de la ONU para la población, es el país con el índice más alto de fertilidad, 7,2 hijos por mujer en edad fértil. Casi la mitad (49%) de los habitantes del país tienen menos de 15 años. Y es uno de los 10 países más pobres del mundo.
Los numerosos orfanatos, a menudo gestionados por organizaciones religiosas o por ONG, tienen dificultad en acoger al gran número de huérfanos y de menores “no acompañados”, niños que han perdido por motivos de lo más variado el vínculo con su familia.
Se trata de instituciones precarias, sin el material y los medios necesarios para hacer acogedor y cómodo el entorno de vida de los niños. Muchas veces faltan incluso productos de primera necesidad como los alimentos, el jabón y material para la educación de los niños.
La Comunidad de Sant’Egidio de Niamey, la capital de Níger, empezó hace un tiempo a visitar regularmente uno de estos orfanatos, en la Commune V, la zona de la ciudad de Niamey con la mayor concentración de centros para menores.
Los niños del centro son unos 40. La visita de los jóvenes de la Comunidad y de sus coetáneos de la Escuela de la Paz de Niamey es una ayuda a varios niveles. Además de la ayuda material (se reparte jabón y material escolar), esta visita representa una ayuda para los niños, porque rompe su aislamiento, y para los responsables del orfanato que deben hacer frente con pocos medios a las complejas situaciones de los menores y sienten la necesidad de plantearse las perspectivas que pueden ofrecer a los niños.
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