«Justicia y vida son dos palabras que van juntas o desaparecen juntas, no puede existir una sin la otra, si quitas una, cae la otra, si quitas la vida, cae la justicia, es un punto firme, claro, para la reflexión, pero también un programa de acción y un compromiso político». Esas fueron las palabras de la ministra italiana de Justicia, Paola Severino, al inaugurar esta mañana los trabajos del VII Congreso internacional de ministros de Justicia “Por un mundo sin pena de muerte”, organizado por la Comunidad de Sant’Egidio con el apoyo de la Comisión Europea y de la Confederación Suiza. INTERVENCIÓN DE LA MINISTRA SEVERINO (PDF-IT)

Durante los trabajos, inaugurados por el Presidente de la Comunidad de Sant’Egidio, Marco Impagliazzo, la ministra Severino dio las gracias a la organización fundada por Andrea Riccardi porque «combina el trabajo concreto y la reflexión teórica», y prometió también que más allá de su cometido ministerial, «mientras exista un solo condenado a muerte, nos opondremos firmemente a dicha práctica.

Robert Badinter, ministro de justicia francés de la época Mitterrand, el hombre que en 1981 presentó a la Asamblea Nacional el proyecto de ley para la abolición de la guillotina, recordó los grandes avances que se han realizado en la lucha contra la pena de muerte. «Cuando Francia abolió la pena capital, dijo, era el 37º país que lo hacía. Hoy son más de 150 los países que han abolido o suspendido la pena capital, y la abolición se ha convertido en la opción mayoritaria». Badinter, además, afirmó que «un Estado no puede declararse paladín de los derechos humanos si practica en casa la pena de muerte» y añadió que no puede existir una justicia que asesina, porque la pena de muerte es el lugar donde se manifiestan los peores venenos de la justicia, como el racismo y la discriminación. Nunca he visto –añadió– a un hijo de banquero o de un gran abogado en el corredor de la muerte».

Mario Marazziti, portavoz de Sant’Egidio y vicepresidente de la Coalición Mundial Contra la Pena de Muerte, recordó que «cuando el Estado mata en nombre de la comunidad rebaja a toda la comunidad al nivel de quien mata». Para demostrar que la pena de muerte no guarda relación con la justicia destacó que un reciente estudio estadounidense demostró que de las 15.978 sentencias ejecutadas en la historia de EEUU, solo 30 eran de blancos que habían asesinado a negros, mientras que en los 15.948 casos restantes se trató de ejecuciones de miembros de varias comunidades étnicas que habían asesinado a blancos. INTERVENCIÓN DE MARIO MARAZZITI -IT- (PDF)

De EEUU llegó el testimonio de George Kain, profesor de derecho de la State University of Connecticut y dirigente de la policía de su Estado. Se declaró feliz de que Connecticut fuera uno de los 5 estados de EEUU que ha abolido la «barbarie de la pena de muerte en los últimos años» y denunció que el sistema de la justicia incluso en los avanzadísimos Estados Unidos puede cometer errores terribles, y que cuando el error afecta a un inocente que es enviado a la muerte, el error es irreparable.

Buenas noticias han llegado de África, el continente que más ha reaccionado a la campaña lanzada por Sant'Egidio en los últimos años. El ministro del Interior de Zimbabue, Theresa Makone, afirmó que en su país, abolicionista de facto porque no ha llevado a cabo ejecuciones desde hace 32 años, ha llegado el momento adecuado para hacer una revisión de la Constitución que lleve a la abolición de jure. «Mi Primer Ministro –dijo Makone, en referencia as Morgan Tsvangirai, opositor a Mugabe y que corre el riesgo de ser condenado a muerte por traición– afirma tanto en privado como en público que continuando con el ojo por ojo, Zimbabue corre el riesgo de convertirse en un país de ciegos».

El representante de la República Centroafricana, Dominique Said Panguindji, destacó la contradicción entre la constitución de su país que en los dos primeros artículos declara la sacralidad de la vida y la prohibición absoluta de tortura y violencias, con el reciente código penal que todavía prevé la ejecución por homicidio o violación. Anunció la creación de un Comité que impulse la lucha por la abolición de jure también en Centroáfrica.  

“Ninguna derogación del derecho a la vida y por tanto el no a la pena de muerte es uno de los derechos más absolutos entre los derechos absolutos” afirmó el ex presidente del Tribunal Constitucional, Valerio Onida, para quien uno de los motivos para estar en contra de la pena de muerte es que contradice el principio de la resocialización que, por sí mismo, no es incompatible con la pena capital.

El testimonio de Marat Rakhmanov provocó un fuerte impacto en el Congreso: ruso, a los 28 años termina en el corredor de la muerte acusado de un doble homicidio en Uzbekistán. “Nunca me había imaginado que iba a terminar pasando una experiencia que es peor que cualquier pesadilla". Había ido a ver a su hermana, que le había pedido el favor de acompañar a una amiga suya con su hijo a casa. Al día siguiente la policía lo arresta porque habían encontrado a aquella mujer y su hijo sin vida. Ocho años en el corredor de la muerte, víctima de violencia de todo tipo y luego la inesperada liberación gracias al interés de una mujer valiente, Tamara Chikunova y la Comunidad de Sant’Egidio que logran demostrar que no tenía ninguna relación con el doble homicidio. INTERVENCIÓN DE MARAT RAKHMANOV (PDF-IT)

“Combinar el trabajo concreto y la reflexión teórica a favor de la lucha contra la pena de muerte: la asamblea de hoy es la demostración de este trabajo” dijo para terminar Marco Impagliazzo, Presidente de la Comunidad de Sant'Egidio. Retomó algunos temas clave de las intervenciones de la mañana: la pena de muerte es un instrumento anacrónico, inhumano y es la concentración de todos los valores de la injusticia. Es discriminación racial. Responde a un deseo de venganza, pero hay un progreso constante en el mundo por la abolición de la pena de muerte. En ese sentido, Marco Impagliazzo hizo un llamamiento al mundo de la política y de la cultura: debe crecer la movilización. El mundo está dominado por muchos miedos pero el mundo no se gobierno con el miedo. Por último no hay que olvidar la cárcel, lugar de sufrimiento y de discriminación que día a día se convierte cada vez más en un lugar insoportable.