En la pequeña ciudad de Al Fakiha, en el norte de la región de Bekaa, en el Líbano, cerca de la frontera con Siria, la Comunidad de Sant'Egidio, en colaboración con un grupo de voluntarios libaneses y un grupo de maestros y profesores locales, ha construido y organizado una escuela para 483 niños provenientes de los campos de refugiados sirios de Al Fakiha y de Ras Baalbek.
La Escuela de la Paz, pues ese es el nombre que se le ha dado, se inauguró el 1 de diciembre de 2012.
Sarah, la directora y la organizadora de la Escuela nos ha enviado estas líneas sobre los primeros meses de escuela junto con unas fotografías.
La Escuela de la Paz
Queridísimos amigos de la Comunidad de Sant'Egidio, os escribo para daros las gracias y para hablaros de la Escuela de la Paz de Al Fakiha.
La escuela empezó el 1 de diciembre de 2012 en Al Fakiha, en la región de Bekaa del Líbano.
483 niños, que llegaron al Líbano escapando de la muerte y de la guerra en Siria, son los estudiantes de la Escuela de la Paz. Provienen de dos campos de refugiados sirios, en Al Fakiha y en la cercana ciudad de Ras Baalbek. La Escuela de la Paz, durante mucho tiempo ha sido para los niños refugiados y también para nosotros, como un "sueño". Este sueño, gracias a la Comunidad de Sant'Egidio, se ha hecho finalmente realidad.
¿Por qué "La Escuela de la Paz"?
La paz, para quien vive en su propio país, es una simple palabra. Pero para los que viven en guerra, con el miedo de morir en cualquier momento, para los que llegan a una fría tienda, en un lugar desconocido, para salvar su vida, para los huérfanos, para los que han perdido un hermano pequeño de pocos meses, para aquellos niños que han olvidado cómo se sonríe y cómo se juega, para el niño qeu ha perdido una pierna o un brazo a causa de una bomba, para la joven secuestrada… para todos estos, "paz" es mucho más que una simple palabra, es un derecho que han deseado sufriendo cada día, es su primer gran sueño.
En la Escuela de la Paz hemos hecho algo más que enseñar. Tenemos un mensaje y un objetivo, ofrecer una ayuda concreta a nuestros niños para que puedan afrontar y superar las dificultades de su nueva situación. Darles una vida "normal" y un futuro mejor y más sereno.
Por eso hemos trabajado del siguiente modo:
enseñando el programa escolar sirio y no el oficial libio (el programa oficial libio es un programa en francés. En Siria, en cambio, el programa es en árabe, al que se suma el inglés como "curso de lengua extranjera")
-
un asistente sociosanitario está enseñando a los niños nociones básicas de higiene personal diaria y cómo evitar infecciones
-
un asistente sociosanitario está haciendo un seguimiento psicológico de todos los niños
-
además de las asignaturas cada día hay una hora de cantos, juegos y diversión
-
cada semana repartimos a los alumnos pequeños regalos y dulces, y celebramos juntos cada ocasión de fiesta
Nuestros alumnos son muy felices y están contentos de venir a la escuela.
En estas 5 aulas, nuestro objetivo se cumple día tras día, aunque ha sido normal afrontar problemas que han sobrevenido en estos meses… problemas de seguridad de nuestra zona, que han sido el motivo por el que algo más de 50 niños han abandonado la escuela para irse con sus padres a una zona más segura del Líbano. Otros problemas han sido la nieve y la tormenta de nieve que nos obligó a cerrar la escuela algunos días durante el invierno.
La situación más emotiva fue la de Sahar y otros 4 alumnos que tienen discapacidades físicas y mentales… pero nosotros mantenemos la esperanza y creemos que nada es imposible. Para ayudar a estos alumnos empezamos a impartirles, además de las clases normales durante la semana, algunas clases "privadas" los domingos, para intentar integrarlos mejor con los demás estudiantes.
Los pobres niños musulmanes provenientes de Siria, gracias a la Comunidad de Sant'Egidio, han empezado a construir una experiencia pacífica y llevarán a Siria hacia el futuro que deseamos.
Todas las religiones son mensajes de paz de Dios para nosotros… para que vivamos juntos y nos amemos unos a otros, independientemente de cuál sea nuestra religión…
Desde el corazón de cada estudiante y cada profesor, y del de sus padres:
¡Gracias Sant’Egidio! OS QUEREMOS
Sarah Sheikh Ali
Directora de la Escuela de la Paz
|