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24 Июня 2017

Centroáfrica busca la paz con la ayuda de Sant'Egidio

El acuerdo de alto el fuego, firmado en Roma en presencia de la ONU, no suscita muchas esperanzas entre la población

 
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El pasado 19 de junio, catorce grupos armados de la República Centroafricana firmaron un acuerdo con el Gobierno por el que se comprometen a observar un alto el fuego. El documento, signado en Roma tras una semana de reuniones bajo los auspicios de la Comunidad de Sant'Egidio, contiene también la firma de varios parlamentarios de la oposición, del ministro de Exteriores, Charles Armel Doubane, del jefe de la ONU en el país, Parfait Onanga-Anyanga, y de representantes de las distintas confesiones religiosas. Se espera que los puntos principales sirvan de base para discutir en futuras reuniones las negociaciones sobre el programa de desarme, la justicia transicional y las reparaciones a las víctimas del conflicto centroafricano, que dura ya cerca de cinco años.
Sant'Egidio lleva trabajando discretamente sobre el conflicto centroafricano desde 2013. En febrero de 2015, durante el período de la transición, consiguió que diez personalidades políticas se comprometieran a garantizar la celebración de las elecciones democráticas, que tuvieron lugar a finales de ese año. También en noviembre de ese año, la organización católica logró un compromiso de todos los grupos armados para que cesaran las hostilidades durante la visita del papa Francisco a Bangui.
El presidente de Sant'Egidio, Marco Impagliazzo, intervino el 12 de junio ante el Consejo de Seguridad de la ONU en Nueva York para anunciar esta nueva iniciativa de paz, que cuenta con el apoyo de Naciones Unidas. El cardenal arzobispo de Bangui, Diedonné Nzapalainga, que evidentemente tiene una gran proximidad con el Papa, es otro apoyo impotante para Sant'Egidio. El 18 de junio, el Pontífice mostró su respaldo a esta iniciativa con un mensaje especial de paz para Centroáfrica:"Llevo en el corazón la visita que hice a aquel país en noviembre de 2015 y deseo que, con la ayuda de Dios y la buena voluntad de todos, sea relanzado y reforzado el proceso de paz, condición necesaria para el desarrollo".

Momento crítico
El acuerdo llega en un momento crítico para la República Centroafricana: durante las últimas semanas, nuevos ataques en el interior del país se han cobrado cientos de vidas y han provocado el desplazamiento de 100.000 personas, elevando el número de refugiados y desplazados internos a cerca de un millón, casi una cuarta parte de la población.
Tras las elecciones de 2015, se vivió un período de relativa calma, pero en septiembre de 2016 comenzó una cadena de enfrentamientos en el seno de varias facciones de los rebeldes musulmanes de la Seleka -que dominan la mayor parte del este y el norte del país- y también de sus rivales los anti-balaka con alianzas con alguno de los grupos de la Seleka. Fuentes de las diócesis de Alindao y Bangassou han indicado que miles de personas han huido de estas y otras localidades próximas a la vecina República Democrática del Congo.
De momento, el acuerdo de paz de Roma ha suscitado pocas esperanzas en la población centroafricana. El día después de la firma, hubo combates muy duros en la ciudad oriental de Bria entre un gruopo armado que atacó la ciudad y una de las facciones de la Seleka. Murieron al menos 42 personas. Las dos tendencias de los anti-balaka negaron toda implicación en este nuevo combate. Puede tratarse de un nuevo grupo de autodefensa, como el que asaltó la ciudad de Bangassou a mediados de mayo, y que buscaba eliminar a la población musulmana. También pudiera ocurrir, como en muchos otros procesos de paz, que algunos de los líderes de los grupos armados que negocian el cese de las hostilidades tienen poco control real sobre los hombres armados, que hacen su propia ley en el terreno.