Las Fronteras del Di�logo: |
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Encuentro Internacional Hombres y Religiones - Barcelona 2 - 3- 4 de septiembre de 2001 |
Martes 4 de septiembre 2001 |
Nos han alcanzado las demandas de los pueblos en guerra, de los pobres, de las v�ctimas del odio. A los hombres de religi�n se han unido algunos testigos de la b�squeda de lo humano. Sentimos que es com�n el desaf�o de hacer crecer un alma pac�fica en nuestro mundo globalizado. El alma permite descubrir los muchos rostros del mundo. La paz es el nombre de Dios y quien usa el nombre de Dios para odiar al hombre o para usar la violencia abandona la religi�n pura. Ninguna raz�n ni ninguna injusticia padecida justifican nunca la eliminaci�n del otro. Hemos vivido d�as de di�logo. Estamos convencidos de que el di�logo entre las religiones y las culturas debe continuar en el siglo que se ha abierto. El camino para superar los recelos y los conflictos es el di�logo, porque no s�lo no debilita la identidad de ninguno sino que permite redescubrir lo mejor de uno mismo y del otro. S�, nunca se pierde nada con el di�logo. El di�logo es la medicina que ayuda a purificar la memoria de las injusticias padecidas y a so�ar un futuro para las j�venes generaciones. En una sociedad en la que cada vez m�s la gente distinta vive junta, es necesario aprender el arte del di�logo. Las religiones est�n comprometidas en este camino, que se nutre de esperanza, de sentido de misericordia y de disponibilidad. No queremos dejar solos a los pueblos en una globalizaci�n sin rostro. No queremos dejar solos a los pueblos v�ctimas de la guerra, madre de todas las pobrezas. No queremos dejar sola a �frica mientras afronta la pobreza, la enfermedad y la guerra. Sentimos que su destino es decisivo para Europa y el mundo. No queremos dejar a nuestros hijos hu�rfanos de la esperanza en un medio ambiente que se va degradando de manera irresponsable hacia el futuro. En estos d�as, en Barcelona, ha crecido una comunidad de buscadores de paz que procede de historias, tradiciones, religiones y lenguas diferentes. Es nuestra riqueza y nuestra fuerza. S�lo tenemos la fuerza d�bil de la fe, de la oraci�n y de la amistad. La oraci�n y la amistad purifican nuestro coraz�n y nos ayudan a decirnos mutuamente la palabra dif�cil y comprometedora del perd�n, gran camino de paz. Nos ayudan a so�ar un nuevo siglo sin guerras, respetuoso con los pueblos, atento al medio ambiente y unido en su diversidad. Entonces, �nunca m�s la guerra! �Que Dios conceda al mundo entero y a cada hombre y a cada mujer el maravilloso don de la paz! |