Cardenal, Arzobispo de Múnich
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Crea fe solo la palabra oral
“Bound to live together. Religiones y culturas en diálogo". Ese es el título del vigesimoquinto encuentro de oración por la paz que nos ha reunido en Múnich en los últimos días. Representantes de culturas y religiones distintas se han encontrado para dialogar: no hemos hablado unos por encima de los otros, sino unos con los otros. No hemos pasado unos junto a los otros sin ni siquiera mirarnos, sino que nos hemos encontrado. Hemos orado, los unos por los otros, y los unos con los otros, y por la paz. La misión que la Comunidad de Sant’Egidio se había fijado se ha hecho realidad, y ha emocionado a muchos responsables de la política y de la sociedad. Del espíritu de Asís y del espíritu de Sant’Egidio surge una inspiración para nuestra comunidad mundial. ¡No subestimemos la fuerza de este encuentro!
Todos ustedes que han vivido aquí juntos estos días y que han trabajado para prepararlas, han contribuido de manera insustituible a hacer que estos días hayan sido realmente inspirados y llenos de gozo. En una atmósfera de afecto recíproco, de respeto y de amistad nos hemos puesto de acuerdo en lo que queremos y también en lo que podemos hacer, para que todo el mundo, toda la familia humana pueda avanzar hacia el futuro con valentía y con mucha esperanza. Ningún país vive para sí mismo. Y tampoco Europa puede ni quiere bastarse por sí sola, sino que tiene una misión para el mundo.
Vivimos en un mundo interconectado y nos confrontamos con desafíos complejos. Debemos y queremos encontrar soluciones a estos desafíos. Pero no podemos retirarnos del futuro por miedo, ¡no lo queremos! Queremos, por el contrario, buscar los caminos que nos permitan avanzar.
Las religiones hacen una importante aportación para guiar al hombre hacia un futuro bueno. Le permiten mirar a Dios, creador y padre de todos los hombres, y nos ponen a todos frente a un horizonte común y amplio. Nosotros hacemos nuestra esta misión y nos comprometemos a recorrer juntos los caminos de la comprensión y de la reconciliación.
Les doy las gracias a todos ustedes que han venido a Múnich y estoy contento de que la Archidiócesis de Múnich y Freising haya albergado junto a la Comunidad de Sant’Egidio este vigesimoquinto encuentro por la paz. Comuniquen en todos los ámbitos de su vida la fuerza pacificadora del verdadero diálogo, que aquí juntos hemos experimentado. Explíquenlo a sus seres queridos. Entusiasmen a otras personas por nuestra obra común. Todos nosotros somos responsables de la paz y del futuro del mundo. Por eso no podemos, y no queremos, resguardar. La paz es digna de todo esfuerzo.
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