En el tiempo de Navidad brillan muchas luces, lo vemos en nuestras ciudades. Yo querría que este año se pudiera encender una luz más: la luz de la visita. Sí, porque la Navidad nos habla de visita. La del ángel a María, que le anuncia que nacerá Jesús; la de los pastores a la cueva de Belén; y la de los reyes magos al niño Jesús. Por eso nosotros esta Navidad podríamos visitar a los ancianos, a quien no tiene a nadie, a quien está enfermo, a quien vive en la calle, a quien está en la cárcel, a quien está en los lugares de abandono. La alegría de la Navidad es la alegría de una visita: la que recibimos nosotros, porque Jesús viene al mundo, y la que cada uno de nosotros puede dar. Porque la visita es una alegría y una luz que quedan.
La Navidad también nos habla de un niño con su madre y su padre que no encontraron un lugar. Por eso nosotros queremos pensar en todos aquellos que no tienen un lugar en nuestras ciudades, sobre todo quien ha perdido su casa, quien vive en la calle, quien ha sido echado de su casa, los ancianos de las residencias, de los cronicarios, de los lugares de soledad, o los refugiados que se ven obligados a abandonar sus casas. En esta Navidad pensamos especialmente en los rohingyás, miles y miles de niños, mujeres y hombres que han tenido que abandonar su país y se han refugiado en Bangladés.
Esta Navidad, muchos lugares de la Comunidad, empezando por la Basílica de Santa María de Trastévere, en ciudades de Italia y del mundo, recibirán la visita de muchas personas que durante todo el año son amigas nuestras, son personas más frágiles, más vulnerables, que están solas, que no tienen a nadie y que no tienen cómo celebrar la Navidad. Por eso las Comidas de Navidad deben ser el lugar de la amistad de cada día aumentada, y más alegre y luminosa que la de cada día porque es Navidad. Queremos que esta Navidad tenga la alegría de la casa para quien no la tiene, para las personas que la han perdido por varios motivos. Cada uno de nosotros puede ser parte de esa casa que falta en la vida de muchas personas y para que todos podamos sentirnos en casa por Navidad. Y sobre todo recibimos la visita de Jesús que viene al mundo para traer paz, alegría y fraternidad.
Desde Sant’Egidio, para todos, un deseo de fraternidad, de alegría y de amistad.
Marco Impagliazzo
Presidente de la Comunidad de Sant'Egidio
|