El Coliseo se apaga para encender los focos sobre los cristianos perseguidos en el mundo y sometidos a discriminación. El jueves 15 de mayo, a las 19.45, la Comunidad de Sant'Egidio y la Comunidad judía de Roma, con el apoyo del alcalde de Roma, Ignazio Marino, se reunirán bajo el anfiteatro Flavio junto a la ciudadanía para manifestar solidaridad con los cristianos que corren peligro de muerte por profesar su religión. Las luces del Coliseo se apagarán en el momento en el que se levanten las antorchas en recuerdo de las víctimas de opresiones. Toda la ciudad está invitada a participar para decir basta a toda forma de fanatismo y extremiosmo, para decir basta a todo tipo de persecución y para recordar a todos aquellos que han muerto, víctimas del odio anticristiano. No será la indiferencia, lo que ponga fin a las hostilidades. Movilicémonos, seamos solidarios para recordar a todos los cristianos perseguidos que no están solos.
Desde África hasta Oriente Medio, o a la más lejana Asia, los llamamientos a la convivencia pacífica son desmentidos por continuos episodios en los que explota la violencia. La persecución contra los cristianos, demasiado a menudo subestimada o escondida por un velo de indiferencia, atraviesa por doquier las fronteras entre denominaciones religiosas y debe provocar actuaciones solidarias de todos los hombres y mujeres de buena voluntad. La condena de la violencia y del odio religioso, auténtica profanación del nombre de Dios, debe ser unánime y compartida, la mano de los perseguidores debe detenerse y la cadena de los delitos, fruto del desprecio y de la intolerancia, debe romperse.
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