Numerosos parientes, colegas, antiguos alumnos y amigos de la Comunidad de Sant'Egidio se reunieron el pasado miércoles 26 de noviembre en la iglesia de St. Severin de París para celebrar los funerales de Émile Poulat, que murió el 23 de noviembre en su casa de París, rodeado por sus amigos de Sant'Egidio.
El obispo Vincenzo Paglia, que presidió la ceremonia junto a Claude Dagens, obispo de Jerome Beau y muchos sacerdotes, recordó que "en los últimos años, sobre todo tras la desaparición de Odile, con quien había compartido casi sesenta años de vida común, Émile había encontrado consuel en la proximidad de su familia y de los amigos de la Comunidad de Sant'Egidio. Se había negado a considerar la vejez como un momento triste, quería vivir bien, y así transcurrió su vida, en una triple dimensión: la oración, el amor y la amistad".
Rindiéndole homenaje, Andrea Riccardi recordó a Émile Poulat como un hombre "amante de discusiones, debates, la idea de confrontarse sin dogmatismos, sin cerrarse o ser ideológico", con un pensamiento "claro y crítico". Destacaron dos recuerdos especiales de su amistad con Sant'Egidio: la participación en los encuentros de oración por la paz en el Espíritu de Asís: "esta gran idea de Juan Pablo II lo entusiasmó. Veía la imagen de una humanidad reconciliada"; y su trabajo por los niños del centro nutricional del programa DREAM de Guinea Conakry.
Émile Poulat deja en herencia el testimonio de un hombre pacificado, hasta el final un buscador de saber, de comprensión y de encuentros.
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