Dos años después del naufragio de Lampedusa, no olvidamos. Recuerdo de las víctimas en una ceremonia interreligiosa
El 3 de octubre a las 17 horas, marcha hasta el muelle Favarolo con los supervivientes de la tragedia en la que perdieron la vida 368 refugiados, muchos de ellos, mujeres y niños eritreos
Eran hacia las 4 de la madrugada del 3 de octubre de 2013, una embarcación proveniente de Libia, con cientos de personas a bordo, sobre todo mujeres y niños eritreos, prendió fuego y se hundió frente a las costas de Lampedusa, llevándose por delante la vida de 368 personas. Fue una tragedia enorme que mostró al mundo el drama de muchas personas obligadas a abandonar sus casas impulsadas por la esperanza de encontrar paz y condiciones de vida dignas. "Los muertos en el mar son una espina en el corazón que provoca sufrimiento", dijo el papa Francisco durante su visita a Lampedusa en julio de 2013.
Han pasado dos años, pero aquella espina clavada en el corazón continúa provocando sufrimiento, y drama de aquellos que intentan desesperadamente llegar a Europa es cada vez más actual. Viendo a todos los que a pie por los Balcanes o por mar a través del Mediterráneo buscan refugio en nuestro continente, algunos han levantado muros, pero hay muchos otros que han decidido mostrar el rostro humano de Europa.
Son muchas las historias de acogida y de solidaridad que desde Italia hasta Alemania, desde Bélgica hasta Polonia y Hungría, han llevado a viejos y a nuevos europeos al lado de los refugiados. Una proximidad manifestada también en las numerosas vigilias de oración "Morir de esperanza", recuerdo de aquellos que han perdido la vida en los viajes, e invocación para que no se repitan más las tragedias como la de Lampedusa de hace dos años.
Algunos de los supervivientes también participaron en la oración. El acto será a las 17.00 en el sagrado del santuario de la Virgen de Porto Salvo de Lampedusa.
Eran hacia las 4 de la madrugada del 3 de octubre de 2013, una embarcación proveniente de Libia, con cientos de personas a bordo, sobre todo mujeres y niños eritreos, prendió fuego y se hundió frente a las costas de Lampedusa, llevándose por delante la vida de 368 personas. Fue una tragedia enorme que mostró al mundo el drama de muchas personas obligadas a abandonar sus casas impulsadas por la esperanza de encontrar paz y condiciones de vida dignas. "Los muertos en el mar son una espina en el corazón que provoca sufrimiento", dijo el papa Francisco durante su visita a Lampedusa en julio de 2013. 
