El viernes, 22 de enero, en plena Semana de Oración Universal por la Unidad de los Cristianos, el arzobispo armenio de Alepo, Shahan Sarkissian, participó en la oración vespertina de la Comunidad de Sant'Egidio en Santa María in Trastevere. Al finalizar la oración, el obispo dijo estas palabras a la Comunidad reunida para la oración:
Queridos hermanos y hermanas en Cristo,
demos gracias al Todopoderoso que nos creó. Haber vivido con ustedes este momento de oración, estar aquí junto a ustedes me anima como representante del pueblo sirio.
Conozco a la Comunidad de Sant'Egidio desde hace mucho tiempo. Como ha dicho mi hermano durante su homilía, cuando ha hablado de nuestra relación fraterna al servicio del bien, creo que el cristianismo y la fe cristiana son algo que entra en el corazón de cada persona. Y cuando empezó la guerra de Siria un día me encontré con mi pueblo, con mi comunidad cristiana y tras la celebración de la eucaristía les dije: Hoy empezamos a rezar de verdad. Había vivido esta experiencia con la Comunidad de Sant'Egidio cuando vine aquí con el anterior catolicós de Cilicia de los armenios. Vengo de un país donde la guerra está todavía en curso y a veces la gente piensa que esta guerra continuará siempre y que no hay ninguna solución.
La Comunidad de Sant'Egidio me invitó a venir aquí para visitar este país y hablar de nuestra situación. Sé que hay mucha gente que conoce mejor que yo la situación de Oriente Medio pero yo he visto, primero en Nápoles y luego esta tarde aquí con ustedes, que están con nosotros y que no estamos solos. No estamos abandonados.
Oremos siempre por la paz en todo el mundo pero especialmente por Siria y por Alepo.
Esta mañana he empezado mis encuentros con los padres misioneros católicos. No les explicaré todo el día pero hay dos cosas que son esenciales para mí, y quiero explicarlas. Uno de mis hermanos de la Comunidad de Sant'Egidio me ha llevado a las catacumbas y me ha impresionado mucho la presencia de mártires en las catacumbas. El martirio no está relacionado con la muerte sino con la vida. Los mártires nos hablan hoy.
La segunda oportunidad ha sido poder visitar a personas necesitadas, en una de las casas de la Comunidad de Sant'Egidio para el servicio a los necesitados.
En ambos casos he sentido que no estamos abandonados y que en la desesperación no perdemos nuestra esperanza. Y si estoy con ustedes esta tarde es porque ustedes me enseñan a orar y daré testimonio de ustedes ante el Señor y ante mi pueblo en Siria.
Cuando pensaba qué iba a decirles, pensaba en pedirles que recen y solo les digo: continúen rezando por nosotros.
Expreso mi agradecimiento a la Comunidad de Sant'Egidio, a todos sus miembros y les transmito el saludo y la bendición de su beatitud Arán I, el catolicós de los armenios de Cilicia en Líbano, uno de los amigos de la Comunidad de Sant'Egidio.
Gracias por haberme escuchado y por esta oportunidad.
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