Es grande, modernísimo y lleno de vegetación, el nuevo centro DREAM inaugurado el viernes 8 de julio en Kinshasa, la poblada –más de 10 millones de habitantes– capital de la República Democrática del Congo, ante la presencia del Presidente de la República Joseph Kabila, del arzobispo de Kinshasa, el cardenal Laurent Monsengwo Pasiniya, del ministro de Sanidad y del cuerpo diplomático.
El centro es “un signo de amor –como dijo Marco Impagliazzo– hacia este gran país que es la RDC, en el que nos honra tener hermanos y amigos”.
Sant’Egidio, efectivamente, está próxima al Congo desde hace muchos años, los años difíciles de la búsqueda de la paz, y los recientes, en los que trabaja para estabilizar la democracia y para el desarrollo.
El de Kinshasa es el segundo centro que abre en el país, en una zona periférica de la ciudad en la que no hay centros sanitarios. “El centro habla de futuro, de esperanza, de vida y de alegría –dijo también Marco Impagliazzo-. Estamos aquí para dar vida y esperanza a muchos congoleños. Se puede derrotar a la pandemia”.
El lema ici tout est gratuit (Aquí todo es gratuito) está por todas partes en el centro y la gente lo lee con estupor, ya que está acostumbrada a pagar caro cualquier servicio, desde la escuela hasta la sanidad, desde los fármacos hasta la comida y el transporte, aflicción diaria de una población extenuada por una ciudad caótica y avara en perspectivas.
Después de que el presidente Kabila cortara la cinta y el cardenal impartiera su benedicción, los numerosos invitados visitaron el centro y el laboratorio de biología molecular.
Una gran fiesta de la gente cerró el encuentro.
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