Ayer en Beira, en la parroquia del barrio de Munhava, se celebró una oración por la paz y la reconciliación para poner fin a los linchamientos y a todo tipo de violencia. El acto contó con la presencia del obispo (administrador apostólico de la ciudad), monseñor João Carlos Nunes, y de unas 500 personas.
En la ciudad de Beira los linchamientos, por desgracia, son muy habituales: no hay más que gritar “¡al ladrón, al ladrón!” indicando a alguien para que este sea apresado por la gente, envuelto en telas y quemado. La gente de alrededor, a menudo niños y jóvenes, mientras tanto gritan: “¡quemadlo, quemadlo!”. Muchas veces se utiliza este sistema para vengarse de alguien y muchos de los que son quemados no han cometido robo alguno.
El último linchamiento se produjo el día uno de abril, domingo de Ramos. Miguel, un joven de unos 30 años, sin haber cometido ningún crimen fue acusado de robar y rápidamente la gente lo rodeó. Intentó ganarse la libertad regalando su teléfono móvil y el poco dinero que llevaba encima, pero fue inútil.
Lo apalearon hasta que perdió el conocimiento y luego lo llevaron a un lugar del barrio donde “normalmente” son ejecutados los supuestos ladrones. Allí lo quemaron.
La Comunidad de Sant’Egidio de Beira quedó conmocionada por aquel bárbaro acontecimiento, justo al inicio de la Semana Santa, y reaccionó, comparándolo a la Pasión de Jesús, primero condenando el linchamiento con un comunicado de prensa, y luego convocando una oración pública.
Durante la oración se oyeron fuertes palabras de condena hacia los actos de violencia y los linchamientos. El obispo, Monseñor João Carlos, tras agradecer a la Comunidad por haber convocado la oración, en su homilía afirmó claramente que quien asiste a un linchamiento, aunque no haga nada, comete pecado y no es digno de acercarse a la eucaristía. Por eso pidió a los presentes que escribieran en una hoja una petición de perdón por las ocasiones en las que habían sido cómplices o indiferentes ante el linchamiento o la violencia.
Las hojas de papel fueron puestas en un brasero, donde fueron quemadas como signo de purificación. El obispo recordó las palabras de monseñor Romero, cuando en el altar pedía que se detuviera la violencia, las muertes, para decir que aquel “basta” debe repetirse para detener los linchamientos. También la Comunidad, en su intervención, recordó el “Basta” de Jesús durante su arresto, para parar las espadas, para decir basta a la violencia de los linchamientos. La Comunidad, a continuación, comparó el lugar del barrio de Muchava, donde ya 4 personas han sido linchadas y quemadas, con un nuevo Gólgota y propuso plantar en aquel lugar una cruz, para recordar a aquellos que allí murieron y para evitar que otros sean linchados y quemados. Al finalizar la oración se firmó un llamamiento que pide el fin de la práctica bárbara de los linchamientos.
Los habitantes del barrio que participaron en la oración dieron las gracias a la Comunidad porque finalmente Muchava ya no se citará solo por los linchamientos, sino también por un acto hermoso y significativo como la oración por la paz y la reconciliación que acababa de celebrarse.
|