El sábado 28 de julio una gran asamblea llenó la Casa de la Comunidad de Sant’Egidio de Abiyán. El tema era el más oído en estos meses en Costa de Marfil: la paz y la campaña contra un clima de violencia difusa que se ha apoderado de numerosos sectores de la sociedad tras un largo periodo de crisis política y social, que culminó en la guerra de hace un año tras la primera vuelta de las presidenciales.
En una gran ciudad como Abiyán se han multiplicado en las últimas semanas los episodios de violencia entre los jóvenes y los casos de linchamientos.
La Comunidad dio cuatro ejemplos de cómo se pueden curar muchas heridas en el tejido social y civil: la proximidad a los niños de la calle ayudándoles a volver con sus familias, los niños de las bidonvilles de varias nacionalidades que crecen en un clima de amistad en las Escuelas de la Paz, los ancianos abandonados a quienes se les reconstruye la casa y un ambiente familiar a su alrededor.
Un joven leyó el manifiesto contra la violencia que, al final de la asamblea, firmaron todos los participantes, frente a un numeroso grupo de periodistas de televisión, radio y prensa escrita que retransmitieron el texto a toda la sociedad marfileña.
El enviado especial, el padre Philippe Zongo, llegado de Roma, respondió a los testimonios invitando con fuerza a todos los presentes a ser “artesanos de paz” empezando por la amistad con los más pobres: es el camino –subrayó– para librarse de una “dictadura del materialismo” que obliga a pensar solo en uno mismo y divide siempre a la población poniendo obstáculos a la construcción de la paz y el inicio de una verdadera reconciliación.
En la asamblea, que terminó con una celebración litúrgica, participaron personas de todas las edades, incluidos un grupo de adolescentes que acababan de llegar de unos días de vacaciones que tenían por tema precisamente la paz y la lucha contra la violencia.
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