La comunidad de Sant’Egidio denuncia que “el virus de la soledad golpea especialmente en verano”. Nuestras ciudades envejecen cada vez más. Una de cada tres viviendas de Barcelona es unipersonal. El 12,5% de los barceloneses viven solos, es decir casi 201.500 personas, según el censo municipal del 2015. El 44% de estos ciudadanos (casi 90.000) tienen 65 años o más.
El aislamiento social y la soledad de los ancianos puede verse empeorada en verano, a raíz de la desbandada de las vacaciones. Por eso hay que estar pendiente de cómo afrontan nuestros mayores el calor, que puede agravar sus problemas de salud. Una campaña ciudadana lanzada por Sant’Egidio incluye un vídeo, catorce consejos y un aviso para combatir las altas temperaturas. La iniciativa recuerda que vigilar, cuidar y proteger a los ancianos debería ser una obligación de todos nosotros.
“Una ciudad capaz de acoger y cuidar de sus ancianos es una ciudad más habitable para todo el mundo”, dice Sant’Egidio, que se define como una “fraternidad internacional”. Esta comunidad cristiana, presente en 70 países de los cinco continentes, tiene inscrito en su ADN el ecumenismo, el diálogo interreligioso y la ayuda a los más desfavorecidos entre los desfavorecidos.
Sant’Egidio, considerado por algunos como un poder diplomático en la sombra, ha participado en numerosos procesos de paz internacionales y aboga para que Europa reaccione a la crisis de los refugiados con la creación de pasillos humanitarios.Pero la solidaridad no sólo es necesaria en los países en conflicto, también a la vuelta de la esquina. Así lo considera esta organización altruista, que aboga por la creación de una red ciudadana que esté pendiente de los ancianos.
Cualquiera conoce a personas mayores en su entorno. La vecina de arriba, el señor de la frutería... A veces una simple llamada telefónica o una visita de medio minuto “puede detectar a tiempo problemas que ayudan a salvar vidas”. El calor afecta a todo el mundo, incluso a los jóvenes, “pero cuando se tienen 80 o 90 años las altas temperaturas pueden ocasionar tragedias irreparables”.
“Las previsiones meteorológicas señalan que este verano Europa volverá a registrar fuertes olas de calor”, subraya la comunidad de Sant’Egidio. En el recuerdo queda el “terrible verano” del 2003, cuando la canícula ocasionó una gran mortandad de ancianos. Un estudio de la Universitat Autònoma de Barcelona confirmó la correlación entre el aumento de fallecimientos y la subida de los termómetros. Las muertes se produjeron en los días posteriores a las jornadas más calurosas, como consecuencia del agravamiento de las enfermedades y dolencias previas.
Las personas de más edad tienen una necesidad especial de protegerse ante las deshidrataciones y los golpes de calor
Pero ese mismo estudio recalcaba que no todos los ancianos sufrieron por igual las consecuencias del calor. Las víctimas propiciatorias eran precisamente quienes vivían solos. Las muertes, sin embargo, se reducían un 65% cuando compartían su hogar con alguien. La conclusión para Sant’Egidio es clara: la soledad mata a más ancianos que el calor. Este es la denuncia, la llamada de alerta a nuestras conciencias que impregna su campaña, con catorce consejos básicos y un aviso para que el verano no sea una “prueba demasiado dura” para nuestros mayores.
Se trata de recomendaciones adecuadas para todo el mundo, pero muy especialmente para las personas de más edad, con una necesidad especial de protegerse ante las deshidrataciones y los golpes de calor. Este es el resumen de las medidas que propone Sant’Egidio “para prevenir las consecuencias negativas de las altas temperaturas”.
Consejos para combatir el calor
1. Hay que ventilar las casas durante las horas más frescas.
2. Si se utilizan climatizadores, la temperatura ideal es 5 o 6 grados inferior a la del exterior.
3. Los ventiladores deben estar preferentemente en lugares elevados y hay que evitar recibir directamente la corriente de aire.
4. Hay que tener provisiones en casa y evitar salir a la calle entre las 12 y las 18 horas, “cuando el aumento del ozono y de los contaminantes de los tubos de escape hacen el aire más irrespirable”.
5. Las ropas deben ser cómodas y ligeras, de algodón, lino o fibras naturales.
6. Hay que usar sombrero, gafas de sol y cremas solares.
7. Los diabéticos deben tener especial cuidado porque su sensibilidad al dolor es menor y pueden quemarse cuando se exponen al sol.
8. Hay que beber mucha agua, incluso sin sed: hasta dos litros (o diez vasos) al día.
9. Ojo con el alcohol, el café y los refrescos gaseosos con azúcar o cafeína, que tienen efectos diuréticos y hacen eliminar más líquidos.
10. Las comidas deberían ser frecuentes y ligeras, sin muchas especies.
11. Son muy recomendables los helados y las frutas y las verduras, también en forma de batidos y purés.
12. En caso de tomar medicamentos para la diabetes, la hipertensión o el corazón, hay que consultar al médico por si conviene ajustar las dosis.
13. En caso de dolencias broncopulmonares, es aconsejable no pasar repentinamente del calor al frío (si se llega a un lugar con aire acondicionado, habría que echar momentáneamente mano de alguna prenda ligera de abrigo).
14. En caso de molestias, habría que refrescarse o remojarse la cara con agua y reposar. Si el malestar no desaparece, hay que pedir ayuda de inmediato.
Y, para rematar estos catorce consejos, un aviso, que se reproduce aquí con las mismas palabras que el papa Francisco dirigió a la comunidad de Sant’Egidio en Roma, el 15 de junio del 2014: “Un pueblo que no cuida a sus ancianos, que no se ocupa de sus jóvenes, es un pueblo sin futuro, un pueblo sin esperanza”.
Un pueblo que no cuida a sus ancianos, que no se ocupa de sus jóvenes, es un pueblo sin futuro”
PAPA FRANCISCO