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El Mundo (El Salvador)

2011 十二月 22

Cenas navideñas para los más necesitados

 
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Más de 2,500 personas de escasos recursos en la capital son beneficiadas. Las cenas son parte de una tradición de la comunidad católica San Egidio, que nació en 1982 en Italia.

El arribo de Vladimir era esperado con ansias, no solo por su contagiosa alegría y disposición a contar sus interminables anécdotas si no también porque se había comprometido a llevar a Eduardo con él.

Justo como lo había prometido, media hora antes del inicio de los preparativos para la cena navideña, Vladimir apareció con una sonrisa que hasta su bigote parecía imitar. Eduardo lo seguía.

Jaime Aguilar, de la comunidad San Egidio (que ofrecía la cena) salió a recibirlos con un apretón de manos.

A Eduardo, de casi 18 años, le rodeaba una capa de costra y el cabello lo tenía tostado. Temblaba, en parte, por el efecto de la droga y, en parte, por su profunda timidez.

Los demás compañeros de congregación de Aguilar se acercaron, la razón de por qué los habían convocado temprano era porque querían que Eduardo tuviera la oportunidad de bañarse y cambiarse de ropa antes de la cena.

Media hora después, la casa de la comunidad católica San Egidio recibió a cerca de 200 personas más para la cuarta cena navideña que realizaban en la semana.

Aguilar, uno de los impulsores de la comunidad San Egido en el país, explicó que la actividad se retoma de una tradición nacida por la misma comunidad en Italia.

“Ahora, en más de 70 países, recibimos el día de Navidad con las personas más necesitadas”, dijo.

Una semana antes del 24 de diciembre, la comunidad celebra cenas navideñas durante 10 días, donde cerca de 2,500 personas son invitadas.

Para el 25 de diciembre, invitarán a más personas para el almuerzo que realizarán al interior de la parroquia San José de la Montaña, ubicada sobre la 1a. Calle Poniente, en San Salvador. La casa de la congregaciónSan Egidio está a poco metros de la parroquia.

La mayoría de los invitados son indigentes, vagabundos y niños de la calle, que ya todos en la comunidad conocen de las visitas semanales que realizan al centro de San Salvador.

El caso de Eduardo es difícil, a su escasa edad, padece de una seria adicción y ha sufrido abusos sexuales.

“Esperamos poder ayudarle más. Cuando lo vimos temprano sabíamos que teníamos que lograr que viniera a la cena de hoy. Más noche volverá a la calle, pero sabe que siempre puede contar con nosotros”, dijo.

Esa noche, Eduardo y los demás invitados comieron pavo, uvas y budines.

La celebración incluyó un par de zapatos para los hombres y variados juguetes para los niños y niñas.

Como cada año, son los miembros de la comunidad los que aportan dinero para la comida y obsequios.