Cardenal, arzobispo de Vrhbosna-Sarajevo, Bosnia y Herzegovina
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Tras las intervenciones de los distinguidos invitados también yo traigo mi más sincero saludo en nombre de la archidiócesis de Vrhbosna que tiene su sede aquí, en Sarajevo, y de la que soy pastor desde hace muchos años.
En primer lugar saludo a los organizadores y a todos aquellos que han contribuido al éxito de este evento que se celebra en la capital de Bosnia y Hercegovina. Doy las gracias a la Comunidad de Sant’Egidio, a su fundador, el profesor Andrea Riccardi, actualmente ministro del gobierno italiano, por haber querido que este encuentro se celebrara aquí, en Sarajevo.
Saludo a todos los jefes religiosos que representan a sus comunidades, que con su participación desean apoyar a esta ciudad y a este país con un mensaje positivo de fe, que remite a Dios y al hombre.
Saludo a todos los representantes del mundo de la cultura y de la ciencia, que ponen sus capacidades al servicio de la paz en este país y en todo el mundo.
Saludo a todos los políticos, a los jefes de Estado, internacionales y nacionales, a los diplomáticos; su participación es una señal de la voluntad de ponerse a trabajar por la paz.
Saludo a todos los representantes de los medios de comunicación que son muy importantes porque con una información basada en la vedad se puede construir la paz, porque sin la verdad y la justicia no hay paz duradera y estable.
Saludo a todos los participantes de manera especial y a todos en conjunto. La presencia de cada uno es una importante manifestación de la voluntad de paz y del deseo de construir la paz para que toda persona pueda ver hechos realidad sus derechos y la defensa de su dignidad.
En este lugar querría transmitir las palabras del beato papa Juan Pablo II que deseaba pronunciar en su discurso del 8 de septiembtre de 1994. Como n pudo venir las envió a las autoridades políticas de Bosnia y Hercegovina: “No, esta guerra no puede continuar. Sarajevo, la ciudad de los cruces de culturas, de naciones, se puede considerar la ciudad de nuestro siglo. Precisamente aquí, en 1914 empezó la Primera Guerra Mundial. A esta ciudad tenemos que volver a finales del siglo XX, el año 1994… La guerra va contra el hombre. Si queremos evitar la guerra es necesario garantizar el respeto de los derechos fundamentales del hombre entre los que ocupa el primer lugar el derecho a la vida de todo hombre, desde el momento de la concepción hasta la muerte natural”. Luego continúa con los demás derechos, como el de libertad religiosa y de libertad de conciencia.
Como afirma el título del Encuentro, “Convivir es el futuro”, estamos aquí para decir que desde esta ciudad queremos enseñar al mundo entero que la convivencia no solo es posible, sino que es el único futuro que podemos augurar a la humanidad y para el que queremos trabajar. Que el espíritu de Asís, que la Comunidad de Sant’Egidio ha cultivado en estos 25 años y que el papa Benedicto ha reafirmado muchas veces, sople desde Sarajevo como un augurio de paz para el mundo entero.
Si juntos descubrimos los principios que todos debemos respetar e inserir en la vida de cada día, podemos ser constructores de paz y de esperanza para el mañana. Deseamos, pues, que esta dimensión emerja con fuerza durante este encuentro. Por eso nos reunimos aquí en Sarajevo, para que cada uno de manera especial y todos juntos seamos constructores de paz estable y duradera, para todos los hombres y para todos los pueblos.
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