Es doloroso constatar que Europa y toda la comunidad internacional no son capaces de evitar la masacre continua de enteras familias en el Mediterráneo. En lugar de discutirse por las obligadas cuotas de acogida o, incluso, proponer muros para defenderse de presuntas invasiones, hay que actuar cuanto antes para evitar que el número de víctimas se aproxime cada vez más al balance de una guerra, en la que luchan personas desesperadas cuya única culpa es haber nacido en países donde reina la violencia y el hambre.
La Comunidad de Sant’Egidio lanza un firma llamamiento para que no nos acostumbremos al boletín diario de las muertes en el mar. Para evitar travesías que pueden llevar a la muerte hay que tomar cuanto antes las siguientes medidas:
- abrir canales humanitarios desde África y desde Oriente Medio;
- conceder permisos por motivos humanitarios.
Al mismo tiempo hay que incrementar, con todos los instrumentos posibles, las negociaciones para llegar a treguas localizadas –premisa para la paz– en países afectados por conflictos, con la mediación de la comunidad internacional, empezando por los Estados más afectados en las distintas crisis. Recordamos a todos que la verdadera emergencia no son los refugiados, que continúan muriendo, sino las guerras que les obligan a huir de países como Siria, donde vivir es cada vez más difícil, cuando no imposible. |