Durante la audiencia general el papa Benedicto XVI ha saludado a las delegaciones de varios países participantes en el Congreso Internacional promovido por la Comunidad de Sant'Egidio sobre el tema: “No hay justicia sin vida”, y ha afirmado que espera que el encuentro pueda “alentar las iniciativas políticas y legislativas promovidas por un número cada vez mayor de países para eliminar la pena de muerte y para continuar los sustanciales avances realizados para lograr que el derecho penal se ajuste tanto a la dignidad humana de los presos como al eficaz mantenimiento del orden público”.
Estas han sido las palabras del Santo Padre:
“Queridos hermanos y hermanas,
En nuestra catequesis sobre la oración, nos dirigimos ahora a Jesús, que con su propio ejemplo muestra plenamente el misterio de la oración cristiana. Un momento destacado a ese respecto es la oración que Jesús hace después de su bautismo, que manifiesta al mismo tiempo su más profunda identidad de Hijo de Dios y su solidaridad con la humanidad pecadora a la que ha venido a salvar. La oración de Jesús refleja su filial y total obediencia a la voluntad del Padre, una obediencia que le llevará a morir en la Cruz para redimir nuestros pecados. Con su corazón humano, Jesús aprendió de su madre y de la tradición judía a orar, aunque la fuente de su oración es su comunión eterna con el Padre; como Hijo encarnado, nos muestra perfectamente a orar como hijos del Padre celestial. El ejemplo de fidelidad a la oración de Jesús nos debe hacer cuestionar el tiempo y los esfuerzos que dedicamos a nuestra oración. Aunque la oración es un don de Dios, también es un arte que se aprende con la práctica constante. Jesús nos enseña que debemos orar constantemente, y también nos enseña que debemos mostrar a los demás la belleza de la oración, la belleza que hay en darse a los demás y en abrirse totalmente a Dios.
Saludo a las distinguidas delegaciones de varios países que participan en el congreso que la Comunidad de Sant’Egidio promueve titulado: No Justice without Life (No hay justicia sin vida). Expreso mi esperanza de que sus conclusiones alentarán las iniciativas políticas y legislativas promovidas por un número cada vez mayor de países para eliminar la pena de muerte y para continuar los sustanciales avances realizados para lograr que el derecho penal se ajuste tanto a la dignidad humana de los presos como al eficaz mantenimiento del orden público. Invoco la bendición de paz y alegría de Dios sobre todos los peregrinos de lengua inglesa presentes, incluyendo los que vienen de Estados Unidos”. |