Más de 250 jóvenes de la Comunidad de Sant’Egidio de entre 15 y 25 años se reunieron para reflexionar sobre cómo dar futuro y esperanza a sus ciudades. Reunidos en Yaoundé, la capital administrativa, y Douala, capital económica, pasaron tres días juntos para buscar ideas e iniciativas para humanizar una sociedad que a menudo deja atrás a los más pobres.
Y precisamente yendo al encuentro de quien vive a los márgenes caen los prejuicios, los miedos y se desatan nuevas energías.
Uno de los momentos clave del congreso fue la visita a los pobres en algunos barrios de la periferia de Douala. El encuentro con los ancianos y con los niños de las Escuelas de la Paz abrió los ojos a una realidad que infunde temor en una sociedad que persigue el bienestar. Tras la visita, un joven dijo: “hoy he descubierto que si se puede cambiar la vida de una persona pobre de mi barrio, también la ciudad puede cambiar. Es realmente una gran alegría".
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