El 3 de agosto de 2012 en Budapest se celebró una vigilia de oración ecuménica en la iglesia de Jézus Szíve (Sagrado Corazón de Jesús) para recordar a las víctimas y los heridos de una serie de asesinatos de gitanos que se han producido recientemente en Hungría, que dejaron seis víctimas, entre las que había un niño de 4 años y muchos heridos.
Hace tres años, al alba del 3 de agosto de 2009 asesinaban a Mária Balog y herían gravemente a su hija de trece años. La fecha casi coincide con el día de recuerdo del porrajmos, el holocausto de los gitanos, que se celebra el 2 de agosto. Justo ese día, en 1944, los nazis masacraron a unos trece mil prisioneros gitanos, entre los que había muchos niños, en el campo de exterminio de Auschwitz-Birkenau.
Péter Szőke de la Comunidad de Sant'Egidio, en su discurso recordó las palabras del papa Juan Pablo II que calificó Auschwitz como el Gólgota de nuestro tiempo. Análogamente, se puede decir que Nagycsécs, Tatárszentgyörgy, Tiszalök, Kisléta, los lugares de los asesinatos, son nuevos gólgotas.
Tras leer el mensaje de Angelo Bottari de Castello, nuncio apostólico, monseñor János Székely, obispo auxiliar de Esztergom-Budapest, exhortó a los fieles a vencer el mal con el bien. “Nos hemos reunido –decía el obispo– para condenar el odio y la violencia. Nosotros profesamos que todos somos obras maestras de Dios, hijos suyos y por tanto hermanos entre nosotros. La última palabra no es la del odio; el verdadero protagonista de la historia, a pesar de las apariencias, no es el odio ciego sino la bondad de Dios Creador. Con fe en la vida eterna rezamos y creemos que el único camino de salida del círculo vicioso es decir no al odio y decir sí a la buena voluntad, a un nuevo inicio”.
Intervino también el pastor reformado Zoltán Balog y al final de la celebración los fieles encendieron velas por las víctimas ante el altar, acompañados por el sonido de los lamentos gitanos.
La oración terminó con unas bendiciones finales del pastor Balog, de los obispos Fabiny y Székely. Este último recitó el texto de la bendición en romaní.
Estaba presente en la oración el profesor Lászlo Sólyom, que era presidente de la República Checa en la época de los asesinatos, y condenó sin medias tintas las atrocidades mostrando al mismo tiempo proximidad y compasión a los familiares de las víctimas y a los heridos.
Estaban presentes algunos parientes y familiares de las víctimas de Nagycsécs, Tatárszentgyörgy y Kisléta.
|