A mediados de octubre fueron asoladas y quemadas algunas iglesias protestantes de Dar es Salaam, en el barrio de Mbagala, y otros desórdenes se produjeron en Zanzíbar. Todo empezó con una presunta afrenta al Corán. De ahí el asalto. Pero ya en junio pasado hubo enfrentamientos interreligiosos, también en Dar y en Zanzíbar. El Gobierno reaccionó con firmeza, y los distintos responsables cristianos y musulmanes hicieron llamamientos a la calma. Pero el país está turbado: es un gran cambio respecto a una situación de más o menos tranquila convivencia.
El barrio de Dar que se vio afectado por otros enfrentamientos es uno de los barrios en los que la Comunidad se está implantando, en el marco de un progresivo crecimiento de Sant’Egidio en los barrios y las universidades de la gran metrópolis que da al Océano Índico, una realidad urbana hacia la que converge todo el país, ciudad convulsa, con muchos problemas, pero también con un gran fermento y con muchas expectativas.
El domingo 11 de noviembre, a un mes de los enfrentamientos de octubre, todas las comunidades de Dar es Salaam (Ardhi, Mabibo, Mbagala, Posta, Ubungo) se reunieron para orar por la paz y la reconciliación, contra toda violencia. Decidieron hacerlo precisamente en Mbagala, en uno de los orfanatos en los que Sant’Egidio hace el servicio.
Tanzania, de hecho, tiene el desafío de transmitir a las nuevas generaciones el sentimiento de unidad y de fraternidad heredado de la época de la independencia, del inteligente trabajo del padre de la patria, Julius Nyerere. Los acontecimientos de junio y octubre demuestran que no se puede dar nunca por descontada la convivencia. Convivir es el desafío de toda nueva generación, un desafío que hay que asumir siempre de nuevo, para hablar a todos, para acercar la diversidad de cada uno, para construir un clima diferente.
Sant’Egidio ya vive este compromiso en el servicio con los niños. La presencia de la Comunidad en el orfanato Chakuwama, en otro barrio, el de Mwenge, un centro gestionado por una asociación musulmana, es el signo de una voluntad de convivencia, de la búsqueda de lo que une y acerca, en un espíritu que es típico del carisma de la Comunidad.
Durante la oración en Mbagala se insistió en el valor de la paz y se asumió en el compromiso de ser, en un contexto que cambia rápidamente, una presencia de encuentro y de reconciliación. Cada comunidad tanzana está llamada a hablar de paz, a dar testimonio de la belleza de la paz, contra toda división y violencia, en un país que corre el riesgo de olvidar las bases sobre las que se construyó.
La próxima conferencia sobre el tema de la pena de muerte y de la violencia, que se llevará a cabo en Dar es Salaam a finales de mes, será una ocasión más de testimonio, un llamamiento a construir un clima distinto, de respeto de los valores de la vida y de la convivencia. |