Como ocurre con frecuencia en las ciudades africanas, los ancianos que viven en la capital de Camerún, Yaundé, están solos y no tienen la ayuda que necesitan, ya que la comida y la atención médica cuestan mucho dinero. En Camerún, como en todas partes, los ancianos se han convertido en los más débiles de la sociedad. En algunos barrios de Yaundé algunos jóvenes de la Comunidad visitan habitualmente a los ancianos.
Para responder a la gran demanda de atención sanitaria, Sant'Egidio ha pedido ayuda: seis médicos, tres enfermeros y nueve estudiantes de medicina han pasado todo un día en el barrio junto a los jóvenes de la Comunidad visitando a los ancianos que lo necesitaban.
Los ancianos que no podían caminar han recibido la visita de los médicos directamente en casa. De ese modo, nadie ha caído en el olvido. Más de cincuenta personas se han beneficiado de la visita médica y al final del día han recibido una comida completa.
La visita médica –además de resolver problemas sanitarios– ha hecho que los ancianos dejaran de sentir que están abandonados, dejaran de sentir que nadie les escucha ni les ama. Así, ha cambiado también el rostro de nuestros amigos. Sophie, una anciana, ha dicho: "Es la primera vez desde hace mucho tiempo que siento que me aman y me toman en serio. He recibido varias visitas médicas a lo largo de mi vida, pero esta ha sido especial, porque los médicos también nos han dado su sonrisa, su ternura, su amor".
El grupo de médicos voluntarios también han declarado estar muy felices de haber podido ayudar concretamente a esta franja débil de la población, a la que la sociedad margina por completo y acusa de todos los males. Pronto volverán a visitar a los ancianos junto a la Comunidad.
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