ROMA - El anuncio de la ejecución capital en Florida de John Ferguson, hombre de 65 años condenado por seis homicidios cometidos hace 35 años y al que se le habían reconocido graves problemas mentales diagnosticados incluso antes de los crímenes, "suscita gran dolor y al mismo tiempo indignación por la evidente falta de humanidad de una decisión que no tiene en cuenta las circunstancias, ya corroboradas por distintas instancias judiciales, que aconsejaban un tratamiento más humano del caso". Así lo afirma en un comunicado de prensa la Comunidad de Sant'Egidio, recordando que hace menos de dos meses ya se llevó a cabo otra ejecución capital en otra cárcel de Florida, "lo que lleva a pensar que una severidad de ese tipo no responde a exigencias de justicia sino más bien a razones que obedecen a la búsqueda de un fácil y cínico consenso político. Ante dicha preocupante aceleración Sant'Egidio recuerda a todo el mundo que no hay justicia sin vida".
En ambos casos se utilizó la inyección letal. En el caso de John Ferguson, en octubre de 2012 le habían aplazado la fecha de su ejecución. Entonces un tribunal de Florida había considerado que las consideraciones introducidas por los abogados del condenado, según las cuales el detenido no tenía "ninguna percepción racional de la condena que se le había aplicado", merecían "una plena y profunda reconsideración". La ejecución de la noche pasada es la número veintitrés de este año en Estados Unidos. Frente a cifras como estas "hay que aumentar los esfuerzos –destaca la Comunidad de Sant'Egidio– a nivel internacional para dar pasos fundamentales hacia la moratoria de las ejecuciones en todo el mundo, como pidieron recientemente en Madrid los representantes de 90 países que apoyan la Coalición Mundial Contra la Pena de Muerte".
Roma, 6 de agosto de 2013
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