"Vosotros sois el futuro, la generación que puede construir un mundo sin odio, sin discriminación, sin racismo. Vosotros podéis prevenir el odio. Vosotros sois los que podéis garantizar que no habrá un nuevo Holocausto".
Estas fueron las palabras que Rita Prigmore, gitana alemana que se salvó del Porrajmos, el exterminio de los gitanos que llevaron a cabo los nazis, dirigió a una platea de jóvenes de institutos de Europa centrooriental, que la escucharon cautivados por el testimonio de su historia personal. La conmoción por su historia (recién nacida, junto con su hermana gemela, que no sobrevivió, fue sometida a los experimentos genéticos del Dr. Mengele) se transformó en una cerrada ovación y en una cálida expresión común de reconocimiento.
Sant'Egidio, también en los países de la Europa centrooriental, lleva a cabo un extenso trabajo de solidaridad con los gitanos, personas que muy a menudo sufren discriminación y violencia. Fue uno de los motivos por los que el testimonio de Rita Prigmore emocionó especialmente a los jóvenes, que participan en un trabajo de sensibilización sobre el antigitanismo, el antisemitismo y el racismo.
En Cracovia tuvo lugar, con una gran participación, la primera jornada del cuarto Encuentro Internacional "Jóvenes europeos por un mundo sin violencia", en el que participarán un millar de jóvenes provenientes de Rusia y Ucrania, Polonia, Hungría, Chequia, Eslovaquia, Rumanía, Georgia e Italia.
En otra sala, los jóvenes universitarios de esos mismos países escucharon a Mordechai Peled, judío de origen rumano que sobrevivió a Auschwitz. Todos escucharon la electrizante intervención de un testigo que en su adolescencia conoció el campo de exterminio. Sus palabras resonaron con una fuerte carga de aplastante actualidad para los jóvenes ucranianos y rusos que viven en el clima de la guerra que afecta a las regiones orientales de Ucrania.
"El odio y la venganza van contra la vida –dijo Mordechai Peled en una parte de su intervención que fue seguida con gran atención–. En un cierto momento hay que decir basta a la violencia. Yo no siento odio hacia los alemanes. El camino de la paz es el perdón y la reconciliación.
Las preguntas, las preocupaciones, los miedos y las esperanzas ante las numerosas guerras que afectan a distintas regiones del mundo, la tercera guerra mundial a trozos, como la ha definido el papa Francisco, centraron la atención de los grupos de trabajo y debate, para converger luego en una oración por la paz que cerró la jornada. Los nombres de Irak, Siria, Ucrania, Centroáfrica, Congo y los demás países en guerra resonaron mientras representantes de los distintos grupos nacionales presentes encendían velas en un rito sugerente y emocionante. La necesidad de la paz y el compromiso de los jóvenes por un futuro sin violencia acompañarán la visita del viernes 19 de septiembre al campo de Auschwitz.
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