El Papa Francisco ha destacado que "no puede haber ninguna justificación religiosa para la violencia", durante la audiencia a los participantes del Encuentro Internacional de la paz promovido por la Comunidad de San Egidio.
Después del consistorio ordinario público en el que se ha conocido la fecha de canonización de los beatos Juan Pablo II y Juan XXIII, el Pontífice ha recibido por separado al Patriarca greco-ortodoxo de Alejandría y de toda África, Teodoro II y después a todos los participantes del Encuentro Internacional de la paz 'La valentía de la esperanza', promovido por la Comunidad de San Egidio que se celebra en Roma del 29 de septiembre al 1 de octubre.
Al comienzo, Francisco ha recordado el histórico encuentro en Asís de Juan Pablo II en 1986 que encendió "una lámpara de esperanza" al rezar y trabajar por la paz. En este sentido, el Papa ha destacado que la Comunidad de San Egidio ha continuado este camino al realizar diferentes encuentros por la paz al involucrar también líderes de todas las religiones y exponentes laicos.
"No podemos dejar que el terrorismo encarcele el corazón de pocos violentos para sembrar dolor y muerte a tantos" ha señalado el Papa que ha insistido en que "no puede haber ninguna justificación religiosa para la violencia, en cualquier modo se manifieste".
En esta línea, ha citado las palabras de Benedicto XVI en el 25º Encuentro de Asís, celebrado hace dos años, cuando remarcó que "es necesario eliminar cualquier forma de violencia motivada religiosamente" así como destacó la importancia de vigilar juntos para que "el mundo no caiga prisionero en aquella violencia que contiene cada proyecto de civilización que se basa en el no a Dios".
Asimismo, Francisco ha animado a trabajar y a rezar por la paz, además de precisar que un líder religioso "es siempre un hombre de paz, porque el mandamiento de la paz está escrito en el profundo de las tradiciones religiosas que representan". Por ello, ha animado a los presentes a dialogar y a "actuar en la construcción de la paz no como intermediarios, sino como auténticos mediadores".
"Cada uno de nosotros está llamado a ser un artesano de la paz, uniendo y no dividiendo, extinguiendo el odio y no conservándolo, abriendo las vías del dialogo y no alzando otros muros", ha concluido.
Al finalizar, el Papa ha exhortado a continuar a "rezar por la paz del mundo, en Siria, en Oriente Próximo, en tantos países del mundo, por todos los que sufren por la guerra y por los jóvenes que miran preocupados su futuro".
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