Para ver el rostro de Sant'Egidio en Uganda hay que ir a Makerere, un gran barrio de chabolas de la periferia de Kampala. Hasta allí fue ayer el presidente de la Comunidad, Marco Impagliazzo, donde encontró a los niños de la Escuela de la Paz y a algunos ancianos. Las condiciones de vida son difíciles, pero la sonrisa en los rostros es contagiosa: la amistad es más fuerte que la debilidad y la enfermedad, y eso se entiende viéndoles.
El otro rostro de la Comunidad se vio en la gran asamblea –más de trescientos jóvenes– de las Comunidades de Sant'Egidio de Uganda llegados de varias ciudades a Kampala para reunirse con Marco Impagliazzo, que destacó el valor de ser cristiano hoy en aquella tierra bendita por la sangre de los mártires y les confió la misión de ser testimonios del Evangelio en el siglo XXI, trabajando por la paz en la alianza con los pobres, los niños y los ancianos.
Algunos jóvenes de Sudán del Sur que estaban en la asamblea quisieron dar las gracias a la Comunidad por la Escuela para refugiados de Sudán del Sur que se abrió en el campo de Nyumanzi, donde estudian más de mil niños. Es un lugar de esperanza para un futuro de paz. .
GALERÍA DE FOTOS |