Fue un día especial en la Ciudad de las Ciencias de Bagnoli, donde más de 500 estudiantes extranjeros recibieron su diploma y donde se inauguró el nuevo año escolar de la Escuela de lengua y cultura italianas de la Comunidad de Sant'Egidio de Nápoles. También participaron en el acto representantes de las comunidades inmigrantes de Castel Volturno, Pianura Aversa, del Movimiento de Viva los Ancianos, de Gente de Paz, del Movimiento de los Amigos, del País del Arco Iris, y del centro Fernandes. También estaba presente en el acto la viceprefecto de Nápoles, Carolina Iovino.
"Nuestra escuela", afirmó Francesco Dandolo de la Comunidad de Sant'Egidio, "nace de una idea que se ha hecho realidad: una idea que nació hace treinta años con la primera escuela de italiano de la Comunidad en Roma, una idea que ha revelado ser rica y fecunda porque ha generado muchas escuelas, entre ellas, la de Nápoles, que hoy es la realidad de enseñanza del italiano para inmigrantes más importante de la Campania. Realmente la escuela es un regalo para toda la ciudad, como lo son los cuarenta años de historia de la Comunidad de Sant'Egidio en Nápoles". A continuación todos guardaron un minuto de silencio en recuerdo de las víctimas del tifón que ha afectado las Filipinas, país que estaba representado en la sala por varios estudiantes.
Daniela Pompei, responsable del servicio a los extranjeros de la Comunidad de Sant'Egidio, destacó que la escuela de italiano es un gran espacio de libertad, donde se pueden expresar los sentimientos de alegría y también de dolor en un clima de comprensión y de escucha: "La escuela hace que todos, estudiantes y maestros, sonrían, y eso es el fruto de una humanidad nueva que se convierte en un referente importante para la ciudad y para todos los que buscan una vida mejor".
También se hizo un llamamiento a aprobar rápidamente una ley para conceder la nacionalidad italiana a los hijos de los inmigrantes, que estaban presentes en gran número en el acto.
También fueron muchos y muy emocionantes los discursos de los estudiantes de la escuela, como Luis, que dijo: "Mi corazón se ha abierto al mundo y a sus problemas y se ha reforzado en mí la convicción de decir a la gente que hay que fomentar y potenciar la esperanza en un futuro mejor, en un mundo más vivible. ¡Todo puede cambiar!".
Sofia, rumana, explicó que llegó a Italia con un billete solo de ida y con unos pocos euros en el bolsillo, pero que en Nápoles fue acogida y gracias a estudiar la lengua italiana integrarse ha sido más fácil.
Tras la entrega de diplomas hubo una gran fiesta con bailes y cantos de todo el mundo. |