Ayer llegaron a Cebu, capital de la zona afectada por el tifón Haiyán, desde Hong Kong, para repartir ayuda de emergencia y programar, junto a la diócesis y a otras organizaciones locales, las próximas actuaciones. Apenas llegar al lugar se vio claramente la gravedad de la situación.
En los pueblos del norte de la ciudad se calcula que se ha destruido el 90% de las infraestructuras (líneas eléctricas, red hídrica para agua potable), a lo que hay que añadir los daños en la agricultura y en las casas.
El arzobispo Palma entregó personalmente a la delegación de la Comunidad de Sant'Egidio una lista detallada con la indicación de los pueblos más afectados –algunos de los cuales todavía no han recibido ayuda de ningún tipo– y de las necesidades más urgentes: agua potable, alimentos y cobijo temporal.
En Cebu también se refugiaron muchas familias provenientes de Tacloban, la zona más afectada por el tifón. En una escuela donde trabaja un maestro de la Comunidad de Sant'Egidio se organizó un centro de acogida. |