El número de personas que viven en la calle ha aumentado dramáticamente en los últimos años en Alemania. La Comunidad de Sant'Egidio hace años que está al lado de estas personas en un trabajo de solidaridad y amistad en varias ciudades alemanas. En Múnich, además de las cenas itinerantes en la estación central y en otros lugares, hace un año abrió un comedor en la parroquia de San Silvestre, donde la Comunidad se reúne para la oración de la tarde. En Würzburg, desde hace ya muchos años, el comedor, en el barrio de Zellerau, se ha convertido en un punto de referencia para muchos pobres.
La enfermedad y la muerte de muchas personas sin domicilio fijo son una pregunta de compañía y de consuelo a la que a menudo nadie contesta. En las grandes ciudades como Berlín, Múnich y Hamburgo, casi el 50% de las personas son enterradas de manera anónima. Su nombre ya no existe nadie asiste a su entierro.
La liturgia para recordar a quien ha muerto por la calle y en soledad tiene una larga historia que empezó en Roma, con el recuerdo de Modesta Valenti, una mujer sin domicilio fijo, a la que abandonaron durante horas mientras agonizaba en la estación central de Roma en medio de la indiferencia general.
En Würzburg, también este año, el 18 de marzo, en una celebración ecuménica en la central Marienkapelle, fueron recordados los nombres de cientos de amigos sin domicilio fijo. A partir de la muerte, en 1989, de Fritz Werner Marschner, un vagabundo muy conocido de la ciudad, la Comunidad ha hecho cada año un recuerdo ecuménico en el que participa un gran número de personas".
En el cementerio central de Würzburg la Comunidad, con la ayuda de otras organizaciones cristianas, ha hecho construir una capilla en la que son sepultados pobres desde hace años, que de otro modo serían sepultados en fosas comunes de manera anónima.
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