La Basílica de San Lorenzo, en el centro de Nápoles, está abarrotada, y también las salas anexas.
Han llegado de toda Italia los “amigos de los pobres”: 157 grupos, asociaciones, comunidades y movimientos eclesiales, hombres y mujeres de buena voluntad que han convertido el trabajo gratuito por los demás, en el camino para hacer realidad y mantener nuestra convivencia.
Es el primer congreso de este tipo en Italia. Marco Impagliazzo, presidente de la Comunidad de Sant’Egidio, al dar la bienvenida a los participantes subrayó que el significado profundo de esta convocatoria es volver a poner en el centro el sentido de la gratuidad, que devuelve la humanidad a nuestra sociedad y fomenta la cultura de la gratuidad, que libera del sentimiento de extrañeza frente al otro, del miedo, de la desconfianza y demuestra que tenemos un destino común, un futuro común.
|
|
|
El cardenal Sepe, anfitrión del encuentro, tras recordar el "generoso trabajo de muchos movimientos que viven apóstoles de una humanidad que sufre y pide que la amen y la ayuden", afirmó: “La pobreza es hija del egoísmo, de la indiferencia, del abuso”. Y recordó, entre otras historias de dolor, la del pequeño Elvis y su madre, que murieron en su pobre casa de Nápoles, por el incendio provocado por un brasero con el que se calentaban, ya que les habían quitado la electricidad por morosidad.
|
|
|
|
“Que se una la justicia a la gratuidad”, dijo monseñor Di Donna, obispo auxiliar y delegado para la Caridad de la Conferencia Episcopal Campana, mientras que monseñor Nozza, Director de Caritas Italiana, recordó el trabajo de la Iglesia en Italia para educar a la vida buena del Evangelio: "Empezar por los pobres es empezar por el corazón de la experiencia cristiana".
En el discurso inaugural, Andrea Riccardi, que habló de "poder humilde de los pobres", afirmó:
“Nuestra sociedad desprecia cada vez más a los pobres. Pero el cristianismo genera amistad hacia ellos. Hay un aspecto humano imborrable en la relación con los pobres. La solidaridad pasa a través de la amistad, porque los pobres –de algún modo– forman parte de la familia ampliada. Muchos cristianos lo experimentan trabajando con ellos, viviendo en su casa, niños, discapacitados, ancianos; o gestionando casas para ellos, que al final –si son amigos– terminan siendo su casa.
La presencia del pobres es misteriosamente y humanamente poderosa: cambia más que un discurso, enseña la fidelidad, ayuda a conocer la fragilidad de la vida, a orar por y con ellos. (…) Hay una fuerza de la humildad que cambia. Los mansos son los humildes amigos de los pobres. Por amor de los pobres, cambiaré el mundo, buscaré una visión de un mundo distinto. Se puede cambiar el mundo empezando por los pobres”.
Tras el discurso hubo varias intervenciones:
Giovanni Paolo Ramonda, presidente de la Asociación Juan XXIII, co-organizador del Encuentro, recordó que el fundador, don Oreste Benzi, exhortando a “No dejar sufrir ni a uno solo”, decía que "Dios creó la familia, los hombres han creado las instituciones", y explicó la experiencia de las familias ampliadas de su co“unidad, que acogen a muchos débiles, discapacitados, enfermos, en una “nueva visión del mundo en la que los pobres son los protagonistas de la historia porque son protagonistas del amor de Dios”.
Andrea Olivero explicó su experiencia personal y la de las ACLI, Chiara Amirante, presidente de la Comunidad Nuevos Horizontes, explicó la presencia al lado de los que ella llama el “pueblo de la noche”, Don Virgino Colmegna, director de la Casa de la Caridad de Milán, recordó la importancia de aceptar un reto cultural para que puedan cambiar las percepciones negativas sobre el mundo de los pobres, sobre todo si hablamos de los gitanos. Enzo Cozzolino, director de Caritas de Nápoles, concluyó ilustrando con sus palabras el dramático aumento de la pobreza en las ciudades en los últimos años.
Grabación en vídeo y programa
|
Primera parte ► - Segunda parte ► - Tercera parte ►
Programa completo del Congreso ►
Descarga el programa en PDF►
|