Una invocación de paz para todos los países y las regiones el mundo en los que hay guerra, se ha levantado la basílica de Santa Maria in Trastevere, donde cien obispos de todo el mundo, reunidos en Roma para asistir a un congreso con la Comunidad de Sant'Egidio, rezaron por el fin de la violencia, junto a muchos romanos y otras personas.
En su predicación, el obispo armenio católico de Alepo, Boutros Marayati, explicó el dolor y la esperanza de paz de su pueblo. A continuación se leyeron los nombres de todos los países y las regiones que son víctimas de la guerra y de la violencia difusa, por los que se encendieron velas, signo de esperanza en un futuro de paz. "Esta oración es un grito –dijo el fundador de Sant'Egidio, Andrea Riccardi–, una protesta ante Dios, como dijo el papa Francisco, contra la guerra y la violencia".
También participaron en la celebración el obispo Armash Nalbandian de Damasco, primado de la Iglesia armenia de Siria, el arzobispo de Yaundé (Camerún), Jean Mbarga, el obispo nigeriano Martin Igwe Uzoukwu, el obispo de Faisalabad, Joseph Arshad, el obispo de Maradi, en Níger, Ambroise Ouedraogo, y el padre Jesús Delgado, secretario de monseñor Romero.
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