El 30 de noviembre, en ocasión de la Jornada Internacional de Ciudades por la Vida, impulsada por la Comunidad de Sant'Egidio, 1.700 ciudades de todo el mundo se movilizaron contra la pena de muerte, mediante conferencias, manifestaciones públicas, la iluminación de monumentos significativos, fiestas en las calles para decir sí a la vida, porque como dijo Gandhi, "ojo por ojo, y el mundo se queda ciego".
En Roma cientos de personas se congregaron delante del Coliseo para una gran manifestación en la que participaron testimonios excepcionales, como Wilbert, que a pesar de su inocencia vivió en el corredor de la muerte; activistas que luchan contra la pena de muerte, como Andrey Paluda, del Centro para la Defensa de los Derechos Humanos "Viasna" de Bielorrusia, el único país europeo que todavía recurre a la pena capital. También estaban presentes personalidades institucionales de los distintos continentes, como Benjamin Abalos, alcalde de Mandaluyong (Manilal, Filipinas), que anunció el compromiso de su ciudad de involucrar a otros países asiáticos en la lucha contra la pena de muerte. Como conclusión del acto algunos representantes del movimiento Gente de Paz leyeron un llamamiento contra la pena de muerte y la violencia.
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