Paz, solidaridad y oración fueron el centro de los congresos de verano de los Jóvenes por la Paz de Camerún. Más de 1.300 estudiantes se reunieron estos días en las principales ciudades del país para reflexionar sobre un año de trabajo por la paz y de amistad con los pobres con la Comunidad de Sant'Egidio.
A pesar de las numerosas dificultades que está pasando el país, como la corrupción y el desempleo, los Jóvenes por la Paz reafirman con fuerza el sueño de un mundo más justo y humano, que quieren construir empezando por difundir una nueva cultura de paz en las escuelas y en las universidades. El encuentro con los pobres abre nuevos horizontes, y así desde Douala hasta Ebolowa, desde Yaundé hasta Maroua y Ngaoundere, han sido muchas las iniciativas de solidaridad que se han llevado a cabo estos días, como las visitas a los enfermos del hospital y de los leprosarios, a los prisioneros de las cárceles, a los ancianos de residencias o que viven solos en las periferias y las fiestas en los orfanatos.
Camerún está rodeado por países que actualmente sufren guerra y violencia, como la República Centroafricana, Chad y Nigeria. La paz es un bien precioso que hay que preservar y difundir, lo saben bien los jóvenes camerunenses que como conclusión de sus congresos de verano hicieron marchas pacíficas por las calles de sus ciudades y pueblos, para recordar a todos que "la guerra es la madre de todas las pobrezas.
|