La difícil y dramática situación de los cristianos en oriente medio, que durante mucho tiempo ha caído en el olvido entre la opinión pública occidental, interpela a todas las iglesias cristianas a asumir una renovada y urgente responsabilidad.
Las condiciones de vida de los cristianos, que en muchas partes de Oriente Medio continúan sufriendo dura y dramáticamente las consecuencias de las tensiones y de los conflictos abiertos, provocan gran preocupación. Se trata de hombres, mujeres, ancianos y niños que la mayoría de veces quedan relegados al margen, obligados a emigrar, a abandonar el apís en el que nacieron y en el que tendrían todo el derecho de vivir. Son minorías que a menudo nadie escucha y que son discriminadas, objeto de violencia y de auténticas formas de persecución.
Si hasta 1948 los cristianos, de varias confesiones, representaban aproximadamente el 20% de la población de Oriente Medio, hoy son apenas el 6%, y dicha cifra está destinada a disminuir aún más.
El mismo papa Francisco en varias ocasiones ha afirmado que la supervivencia de los cristianos de oriente no es únicamente una cuestión de libertad religiosa, sino que pone en peligro la existencia misma de una civilización y de sus valores. Por eso la suerte de los cristianos de aquella zona no es únicamente cuestión de los creyentes de aquellas tierras. Todos tenemos nuestra responsabilidad, cristianos, creyentes y no creyentes, hombres de la política y de la cultura. Nadie puede cerrar los ojos o mirar hacia otro lado y no ver lo que pasa a poca distancia de nosotros.
La misma Declaración Conjunta del papa Francisco y del patriarca Bartolomé, en noviembre de 2014, tiene un punto fuerte: la común preocupación por la situación en Iraq, en Siria y en todo Oriente Medio. Es un llamamiento "a todos los que tienen la responsabilidad del destino de los pueblos para que intensifiquen su trabajo por las comunidades que sufren y les permitan, incluidas las cristianas, quedarse en su tierra natal. No podemos resignarnos a un Oriente Medio sin cristianos, que allí han profesaron el nombre de Jesús durante dos mil años".
El texto firmado por ambos habla de "ecumenismo del sufrimiento" y hace un llamamiento a todos: "la terrible situación de los cristianos y de todos los que sufren en Oriente Medio requiere no solo una constante oración, sino también una respuesta apropiada por parte de la comunidad internacional".
En este marco, la Comunidad de Sant'Egidio –que está unida desde hace muchos años a los cristianos de aquellas tierras– quiere organizar por iniciativa de Andrea Riccardi, su fundador, una Conferencia Internacional sobre el futuro de los cristianos en Oriente Medio.
La situación en Oriente Medio es cada vez más crítica y la continua fuga de cristianos de aquellas tierras significa la pérdida de un trozo de pluralismo y de democracia en toda la zona.
"Después de los cristianos –ha afirmado Andrea Riccardi–, serían discriminados los mismos musulmanes y los demás componentes de un panorama irrepetible que constituye un bien para toda la humanidad. Moriría totalmente la antigua Mesopotamia; sería un etnocidio, es decir, un genocidio cultural, además de una masacre".
El congreso, que llevará por título "Christians in the Middle East: What future?", se celebrará en Bari, los días 29 y 30 de abril de 2015.
Estarán presentes los patriarcas y los jefes de las Iglesias católicas, ortodoxas y orientales, de las comunidades cristianas de doto Oriente Medio, junto con representantes de la política internacional y de los gobiernos que se quieran sumar.
Persona de contacto
Prof. Alberto Quattrucci
Secretario general de Uomini e Religioni
Comunidad de Sant’Egidio
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